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J. M. Bandrés: "Mi sorpresa inicial se tornó en profunda consternación"

Juan María Bandrés respondió rotundamente a Garaikoetxea que «eso no puede ser cierto», cuando en la tarde del domingo, el presidente del CGV le telefoneó para comunicarle los rumores que iban tomando cuerpo en Madrid en torno a la posible parternidad de ETA (p-m) sobre los atentados ocurridos horas antes en la capital. Así lo reconoció el diputado de Euskadiko Ezkerra al ser abordado ayer por los periodistas en un alto de la sesión del organismo preautonómico vasco, celebrado en la sede de la Diputación Foral de Vizcaya. «A medida que la noticia fue cobrando verosimilitud, mi sorpresa inicial se tornó en profunda consternación», añadió.«Consternación», matizó «porque, aparte de cualquier otra consideración, esta acción es políticamente inexplicable. Con estos atentados», declaró más adelante, «se ha defraudado unas expectativas y unas fundadas esperanzas de paz abiertas por el Estatuto de Autonomía.»

Aunque «habría que estar dentro de la organización que ha reivindicado la acción para conocer las causas últimas de su decisión, y yo no lo estoy», el diputado guipuzcoano considera que, pese a lo afirmado en el comunicado de ETA (p-m), «da la sensación de que han separado la lucha por el Estatuto de la lucha por los presos. No sé», añadió al respecto, «si se trata de un cambio de estrategia o de un grave error político, pero lo que me parece evidente es que estos atentados no sólo no favorecen la lucha por el Estatuto, sino que perjudican la batalla por las reivindicaciones en relación a los presos de Soria».

Estuvo en Barajas

«En ese sentido», reconoció, «estas acciones son claramente contradictorias con el proceso de institucionalización de Euskadi.»

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Si esa contradicción llegase a plantearse respecto a la coalición a la que representa, Juan María Bandrés «no tendría otra arma que la de la dimisión». Por otra parte, esa dimisión, «pudo haberse producido por fallecimiento, ya que yo estaba en Barajas poco antes de las explosiones», añadió.

Pese a lo «arriesgado de hacer hipótesis en estas circunstacias», el señor Bandrés considera que, por una parte, «ETA (p-m) no deseó ese resultado, como lo prueba su llamada con más de una hora de plazo», y que, por otra, «seguramente la policía no creyó en la veracidad de las llamadas, como lo prueban las declaraciones de algunos empleados de la Renfe, que aseguran que la policía se presentó en Chamartín poco después de las doce, preguntando si había algo anormal, retirándose luego».

Esto, sin embargo, «no debe interpretarse como una disculpa, ya que si no se quiere que una bomba explosione lo mejor es no ponerla».

Juan María Bandrés es el único diputado de la coalición electoral Euskadiko Ezkerra, cuyo soporte fundamental lo constituye EIA (Partido para la Revolución Vasca), estrechamente vinculado a ETA (p-m). Se trata de uno de los partidos abertzales que apoya el Estatuto de Guernica.

ElA y ETA

En agosto de 1976, la VII Asamblea nacional de ETA (p-m) adoptaba la decisión de hacer de la lucha armada su única actividad organizativa, al tiempo que impulsaba la creación de un partido (EIA) dedicado a la lucha exclusivamente política. El principal inspirador de lo que por entonces se llamó el «desdoblamiento», Eduardo Moreno Bergareche Pertur, había desaparecido unos días antes en la localidad fronteriza de Hendaya, en circunstancias todavía hoy no aclaradas.

Tras varios meses de debate interno, en abril de 1977 se presentaba, en un acto celebrado en el frontón de Gallarta -patria de Pasionaria- el nuevo partido, que se definía a sí mismo como «obrero, abertzale e internacionalista ». La salida, en vísperas de las elecciones de junio de 1977, de los presos históricos de ETA que habían protagonizado el juicio de Burgos, suponía un notable refuerzo de imagen y de cuadros del nuevo partido. Uno de estos ex presos, Mario Onaindía, era elegido secretario general en octubre del mismo año.

En un movimiento simétrico, ETA (p-m) pasa a apoyar la línea política de ElA, incluyendo su creciente aceptación de la vía institucional. Por esta época, los comunicados de ETA (p-m) comienzan a ser firmados con la expresión «Organización armada para la revolución vasca», que recuerda claramente el significado de la sigla ElA, Partido para la Revolución Vasca.

En vísperas del II Congreso de EIA, celebrado el pasado mes de junio en Bilbao, algunos elementos de su dirección «filtran» a la prensa la noticia de que el congreso acordará la vuelta a la lucha armada, en caso de que el Estatuto de Guernica no pase el «filtro» de las Cortes de Madrid.

Sin embargo, la propuesta tendría escaso éxito, según un artículo de Mario Onaindía publicado el 9 de julio, en La Hoja del Lunes de Bilbao, el «tema de lanzarnos o no al monte si no se consigue el Estatuto, ni siquera mereció una ponencia (en el congreso), y se solventó ratificándonos en que el nacimiento de ElA es un hecho absolutamente irreversible». «Lo que cuestionaría la no aprobación del Estatuto», concluía Onaindía, «no sería la existencia de nuestro partido, sino tan sólo nuestra política.»

En aparente contraste con este escrito del secretario general -que aquel día se encontraba en Madrid para seguir de cerca la negociación del Estatuto-, la noticia, dada a conocer el mismo 9 de julio, de la salida de las FOP del interior de la cárcel de Soria, merecía de la oficina de prensa de EIA un comentario sobre la «complementa riedad práctica de la lucha de masas con la lucha armada», que era lo que, a su juicio, había posibilitado la aceptación por parte del Gobierno de esa reivindicación y que suponía, por otra parte, «la confirmación política de la línea de la VII Asamblea de ETA (p-m)».

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