Rechazado el restablecimiento de la pena de muerte en Gran Bretaña

Por una abrumadora mayoría de 119 votos fue rechazada anoche la moción presentada por los Comunes por un diputado conservador en la que se pedía el restablecimiento de la pena de muerte en Gran Bretaña. Trescientos sesenta y dos diputados se pronunciaron en contra y 243 lo hicieron a favor, resultado que arroja una diferencia muy superior a la prevista, que era sólo entre treinta y cuarenta votos.La Cámara se iba a pronunciar sobre una moción privada, no de partido, presentada por el diputado conservador Eldon Griffiths, asesor parlamentario de la federación de policía. La moción, cuidadosamente elaborada para no herir susceptibilidades, pedía que «la pena capital sea puesta de nuevo a disposición de los tribunales de justicia».

El autor de la moción abrió el debate manifestando que «en realidad la pena de muerte no había sido abolida en este país, ya que las ejecuciones continuaban por parte de los criminales y de los terroristas». «Esto», añadió, «conducirá inevitablemente a que los policías se conviertan en los ejecutores de los criminales armados, sin que éstos tengan la debida protección que marca la ley ».

Los laboristas, cuyos parlamentarios son decididamente abolicionistas, manifestaron por boca del secretario de Estado para Gales, John Morris, que el diputado conservador «no había conseguido probar que la restauración de la pena de muerte produciría un decrecimiento en el número de asesinatos. Esto eclipsa la totalidad de su argumentación». «Encuentro», añadió, «que la teoría de ojo por ojo y diente por diente difícilmente puede aplicarse en una sociedad que se llama civilizada.»

Por su parte, el líder liberal David Steel, cuyo partido se opone igualmente a la reimplantación de la pena capital, dijo que el Estado debe mostrar su superioridad moral sobre los asesinos y terroristas.

Pero no solamente Griffiths tuvo dificultades con la oposición, sino que varios miembros de su partido no le allanaron precisamente el camino. El ministro del Interior, Williams Whitelaw, perfecto conocedor del problema del terrorismo, ya que fue anteriormente secretario de Estado para Irlanda del Norte, se mostró igualmente decididamente opuesto a la restauración de la pena capital. En su intervención, Whitelaw dijo que la reintroducción de la pena de muerte sólo serviría para animar a los terroristas a «tornar rehenes», con el fin de forzar a las autoridades a poner en libertad a un condenado a muerte de sus propias filas.

Los partidos dejaron a sus miembros libertad de voto.

Los partidarios de la pena de muerte esperan, si la diferencia de votos no es muy grande, forzar la celebración de un referéndum nacional sobre el tema, ya que en las últimas encuestas el público británico se ha mostrado a favor de la aplicación de la pena capital en una serie de delitos.

La pena de muerte fue abolida en Gran Bretaña en 1969, después de estar en suspenso durante cuatro años. La última vez que la Cámara de los Comunes debatió la restauración de la misma aplicada a los terroristas fue en 1975. Los abolicionistas ganaron la votación por 131 votos.