No se celebrará el festival de Canet Canço
El principal festival de canción popular de nuestro país, el Canet Cançó, no celebrará, como estaba previsto, su octava edición. Tradicionalmente este festival de seis horas presentaba cada año una muestra comprensiva de lo que había ocurrido en la lancó catalana, a lo largo de la temporada. Durante el franquismo su contenido era francamente reivindicativo y su contenido catalanista y militante destacaba por encima de cualquier otra consideración estética. Con la muerte de Franco, Canet Cançó debiera haber adquirido cada vez más un carácter directamente musical, sin por ello abandonar su carácter reivindicativo de una cultura distinta. Ambos términos, no sólo no debieran ser antagónicos, sino complementarios.Cuando Prebots, es decir, La Trinca, comenzaron hace algunos meses la preparación del festival, tenía in mente la presencía de los grandes divos de la cançó: Lluis Llach y Raimon. Raimon, que, por múltiples causas y excusas, no se presentó el año pasado, alegó que no estaba en condiciones de cantar hasta septiembre, por lo que su presencia resultaba imposible. Lluis Llach, por su parte, parece que se disponía a realizar en esas fechas (finales dejulio) una especie de crucero por el Egeo, con la sana intención, sin duda, de recalar en las místicas costas de Itaca.
Una vez que La Trinca comprobó la imposibilidad de contar con alguna de ambas figuras, se puso en contacto con Joan Molas, representante de todos los cantantes de cançó, con la excepción de Ovidi Montllor y la misma Trinca, a fin de confeccionar un cartel que incluiría, entre otros, a Joan Manuel Serrat, La Companya Electrica Dharma y Sisa. Tras múltiples intentonas parecía quedar claro que, con independencia de problemas y ajustes monetarios, lo que no deseaba Joan Molas era ver a sus pupilos actuando junto a un elemento distorsionador (de un purismo catalano parlante) que en algún momento, no obstante, fue uno de los primeros y más valiosos elementos de la cançó. No es cuestión ahora de entrar en la polémica tópica de si un catalán puede cantar en castellano, inglés o francés si le viene en gana, y sin ser por ello un traidor intocable, sino de significar que por problemas de purismo (aliados a los estrictamente comerciales) no se va a celebrar un festival de la importancia de Canet Cançó.
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