Posible asistencia de España a la conferencia de "no alineados"

España podría asistir a la conferencia de países no alineados que se celebrará en La Habana el próximo mes de septiembre, a título de observador. Esta posibilidad, que se ha difundido en medios diplomáticos de Washington con motivo de una visita a Estados Unidos de parlamentarios de UCD, encabezada por el responsable de Relaciones Internacionales de este partido, Javier Rupérez, parece haber causado una cierta sorpresa y malestar en medios políticos norteamericanos.En medios oficiales españoles se señaló ayer que el Gobierno no ha tomado aún una decisión definitiva sobre el tema y, al parecer, tampoco existe una invitación oficial, aunque éstas sólo llegan una vez que los invitados han dado antes su conformidad de principio.

El tema tiene su importancia porque, en vísperas de la renovación de los acuerdos con Estados Unidos y de la próxima apertura del debate político-parlamentario sobre la eventual incorporación de España a la OTAN, la presencia de España en la conferencia de La Habana podría, ajuicio de algunos observadores, condicionar la opción atlántica hispana y más concretamente la del partido gubernamental, aunque parece ser cierto que Portugal, país miembro de la OTAN, estará presente en la capital cubana como observador. Hay que recordar también que España estuvo a punto de asistir, como observador, a la conferencia de no alineados, de Belgrado, pero desistió por miedo a un escándalo diplomático, porque Argelia -que en ese momento tenía retirado su embajador en Madrid- podía haber solicitado la retirada de España.

En relación con las posibles reticencias americanas, es de señalar que ello no es confirmable oficialmente por parte española o norteamericana. Uno y otro Estado declaran públicamente que no hay presiones, aunque se cree que sí hubo recomendaciones. Está el precedente del viaje del presidente Suárez a Cuba, que, al parecer, no gustó demasiado al Departamento de Estado USA (el viaje de Fidel Castro a Madrid ha sido retrasado una y otra vez por motivos desconocidos) y un supuesto malestar norteamericano por la promesa hispana de conceder un crédito a Cuba que se incluía en el contexto global de los acuerdos establecidos entre Suárez y Fidel Castro.