"Skylab": el impacto será esta tarde
El Skylab entrará hoy en la atmósfera terrestre y se desintegrará en centenares de fragmentos metálicos, en algún momento comprendido entre la una de la tarde y las once de la noche, hora de Madrid, de acuerdo con las últimas predicciones de la NASA norteamericana que, sin embargo, no puede aventurar aún las zonas geográficas sobre las que se producirá la caída del laboratorio espacial.
Sólo en el caso de que el Skylab hiciera su entrada justo en la mitad de ese período de diez horas; es decir, a las seis de la tarde del miércoles, los técnicos de la agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio aseguran que la lluvia de piezas metálicas comenzaría en la isla de la Ascensión, en el océano Atlántico, y continuaría a lo largo del océano Indico, para terminar en el desierto central de Australia.Eso sería lo mejor que puede pasar, porque todo el trayecto durante el que tendrá lugar la desintegración del ingenio espacial se produciría sobre zonas prácticamente deshabitadas. Pero los especialistas de la NASA reconocían ayer que no hay garantías en absoluto de que ocurra de ese modo.
A medida que se acerca a la atmósfera, el Skylab orbita la tierra cada hora y media, lo que supone una velocidad aproximada de 480 kilómetros por minuto. Si la entrada en la atmósfera se produce media hora antes o después de las seis de la tarde, la zona afectada cambiará en millares de kilómetros.
El director adjunto de la NASA, Richard Smith, se mostraba ayer relativamente tranquilo por el hecho de que las zonas sobrevoladas por el Skylab en el período de diez horas, durante el que se cree caerá sobre la Tierra, son las menos pobladas del planeta. Una predicción más concreta sobre las regiones del globo potencialmente en peligro podrá conocerse en la mañana de hoy.
En caso de que el Skylab acelerara o retrasara su entrada en la atmósfera más de ese período de diez horas y sus órbitas pasaran sobre áreas más pobladas, los técnicos de la NASA intentarían alterar la órbita del ingenio espacial, que aún responde a las órdenes de los mandos terrestres, incapaces, sin embargo, de evitar su caída progresiva desde hace meses.
Londres, Berlín y Moscú se señalaban ayer como las ciudades europeas más seguras, aparte de las escandinavas, porque no están bajo ninguna órbita del Skylab. Pero si todo sale como está previsto, Europa, Asia y América Latina quedarán fuera de la posible zona de impacto, que se reduce a Norteamérica, el sur de Africa y Australia.
Servicios de defensa civil se pusieron ayer en estado de alerta en muchas ciudades norteamericanas y las cadenas de televisión y radio darán constantes boletines informativos sobre el desarrollo de la situación y las posibles zonas de peligro. El famoso locutor y periodista de televisión Walter Cronkite, que informó de toda la carrera espacial norteamericana, interrumpió ayer sus vacaciones para cubrir en directo la caída del Skylab.
Las organizaciones de defensa civil reconocen que no saben exactamente qué hacer ni qué recomendar a las personas que les acosan con preguntas. Un responsable de una de estas organizaciones decía ayer que su consejo es que la gente mire al cielo por si ve caer un trozo de metal de 2.500 kilogramos de peso que se acerca a él a unos cuatrocientos kilómetros por hora. En caso afirmativo, añade el experto, eche usted a correr.
La NASA repite que el 75% del recorrido del Skylab sobrevuela agua, que las probabilidades son mínimas y que se corre más riesgo, por ejemplo, cogiendo un automóvil para desplazarse a un refugio que permaneciendo en casa. «No haga nada», es el consejo oficial de la NASA, que, en último caso, recomienda sólo permanecer a cubierto o en un sótano.
Según los últimos informes de las estaciones de seguimiento de la NASA (una de las cuales, por cierto, está en las afueras de Madrid), el Skylab orbitaba la Tierra ayer auna altura de 180 kilómetros. En el momento en que descienda hasta los 150 kilómetros de la superficie comenzará la caída, y a unos cien empezará a romperse en trozos, muchos de los cuales arderán por el roce con el aire atmosférico.
Las quinientas piezas que sobrevivan de la aeronave, que tiene una altura de una casa de siete pisos y pesa casi ochenta toneladas, se esparcirán en un «pasillo» de 6.000 kilómetros de largo por 160 de ancho. Especialmente peligrosos serán dos fragmentos que sobrevivirán al choque con la atmósfera: una cápsula de titanio que pesa 2.500 kilos y una caja de plomo, utilizada para proteger las películas de la radiación solar, que pesa unas dos toneladas.
Según un tratado internacional de 1972, Estados Unidos es responsable de cualquier daño a personas o bienes que pueda causar la caída del laboratorio espacial puesto en órbita en 1973 por la NASA.
Mientras se esperan las noticias definitivas sobre la caída del ingenio espacial, los norteamericanos, o buena parte de ellos, continuaban ayer tomándoselo a broma. Numerosos parties se han organizado para «celebrar» la vuelta del Skylab, algunos de ellos con exigencia de vestir casco y gafas de sol. Las apuestas continúan creciendo y se supo que hasta el jefe de prensa de Carter, Jody Powell, ha apostado dos dólares a que la pieza principal caerá en el mar Arábigo.
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