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El Mirage-4,000, atracción del Salón Aeronáutico de París

El Salón de la Aeronáutica de París congregó 680 participantes -53 más que en el año 1977-, que ocuparon 20.000 metros cuadrados descubiertos y 55.000 metros cuadrados cubiertos, en los que se expusieron 250 aviones.Participaron un total de veinticinco países, entre los que asistían por primera vez Dinamarca, Finlandia, Grecia, Jordania, Noruega y Portugal. Entre los stands, llamaban la atención los de Estados Unidos, la Unión Soviética, el de la Agencia Europea del Espacio e Israel. Este último estuvo fuertemente custodiado por los agentes de seguridad de su país, que hacían guardia día y noche, incluso desde la azotea de la instalación.

Se presentaron por primera vez importantes aviones, entre los que destacaban el Mirage-2.000 y el Mirage-4.000 de Dassault-Breguet; el Sea Harrier; el Hawk, de la British Aeroespace; el Fouga 90 y el Casa-101, biplaza de entrenamiento, de fabricación española. Otros modelos ya expuestos en salones anteriores no por ello dejaron de ser centro de atención e interés, como el Concorde, los Airbus, el Harrier de despegue vertical y el F-16 de la General Dynamics.

El Mirage-4.000

Sin duda alguna, por encima de todos, la vedette del Salón fue el Mirage-4.000, que es probablemente la realización más espectacular que presentaba el XXXIII Salón. Su primer vuelo público lo realizó ante Valery Giscard d'Estaing, quien apreció el diseño y la potencia de este birreactor, que pese a sus veinte toneladas de peso alcanzó los 5.000 metros de altura en siete segundos. Este prototipo realizó su primer vuelo el 9 de marzo pasado, pilotado por Jean Marie Saget, hombre de gran experiencia, con más de 9.000 horas de vuelo. En este primer vuelo el Mirage-4.000 alcanzó los 36.000 pies (11.000 metros) a una velocidad de 1,2 mach. El 11 de abril repitió vuelo, pero alcanzando esta vez 2,04 mach. Días más tarde llegaría a los 2,2 mach (un mach equivale a 1.225 kilómetros por hora). El Mirage-4.000 es un prototipo fabricado por cuenta y riesgo de Marcel Dassault. Una aventura económica de este constructor cuyo objetivo puede ser el convertir a este avión en una futura competencia del F-15 de la McDonnell Douglas. Hasta la fecha el Ejército del Aire francés no ha realizado ningún pedido de este aparato, y sigue centrando sus compras en el Mirage-2.000 y en la solicitud a la Aerospatiale, en el propio salón, de cincuenta aviones de entrenamiento TG-30 (Epsilon), equipados con un motor de 300 CV Lyvoming, por un importe de 45 millones de francos (unos 720 millones de pesetas).Uno de los stands que más frecuencia de visitantes tuvo fue el soviético. En él se expuso el complejo orbital pilotado de investigación científica Salyut-6 (Soyuz), colocado en órbita el 29 de septiembre de 1977. El citado complejo era motivo de gran expectación, ya que podía ser visitado, en parte, por los asistentes. Se encontraba en este stand el coronel del Ejército soviético VIadimir Kovalenok, quien formaba parte de la delegación oficial que visitó Le Bourget, y declaró en el Salón que los cosmonautas de la URSS están preparados para permanecer entre seis meses y un año en el espacio.

Compras españolas

Un especialista alemán en missiles explicaba que España debe renovar gran parte de su material bélico, desde el subfusil CETME hasta gran parte de su material aéreo. El proyecto FACA atiende la renovación del material aéreo de combate español y por otra parte están las compras previstas del Fokker F-27 y del helicóptero MBB BO-10, todo ello con una inversión aproximada de 10.000 millones de pesetas.Pero el grueso de esta inversión está asignada a la adquisición del futuro avión de combate español, que el Ejército del Aire debe elegir entre el F-16 y el F-18. Curiosamente, en el stand de la Northrop se exhibía el F-18-L, y en toda la propaganda que se distribuye de estos modelos se puede apreciar, en diversas imágenes, este avión con los emblemas españoles... Como si la venta ya se diese por realizada.

Satélites europeos

Otra novedad exhibida en el salón fue el lanzador Ariane de la ESA (Agencia Spatiale Europea). Este cohete pesado será capaz de poner en órbita geoestacionaria, en 1981, satélites europeos de uná tonelada de peso. Desde 1973, diez países miembros de la ESA, incluido España, trabajan en él para poder hacer el primer lanzamiento experimental a finales de este año. También en el área espacial el XXXIII Salón fue testigo de un interesante acuerdo, en el que 34 industriales de once países firmaron un convenio para producción del Ariane. Los firmantes representaban el 89,6% del capital previsto (150 millones de francos). Otros siete industriales, que representaban el 4,9% del capital, retrasaron la firma por razones jurídicas o materiales. Hasta el momento, el proyecto Ariane sólo está pendiente de encontrar accionistas que cubran el 5,5% restante del capital.Finalmente, dentro de la aviación comercial y de transporte destacaba la actualidad del Airbus. Hablar de este aparato era recordar el accidente del DC-10 de la McDonnell Douglas, ya que el anclaje de los motores es similar en ambos aparatos. Sin embargo, los técnicos mencionaban continuamente que el accidente de Chicago fue simplemente un problema de mantenimiento y no un error de diseño o fabricación.

El tomillo de anclaje de los motores del Airbus, diseñado y construido por Aerospatiale, es sustancialmente diferente del DC- 10 y está diseñado para resistir un aterrizaje con el tren recogido.

Acuerdo Airbus-Rolis Royce

La realidad es que Airbus europeo fue el centro de la atención comercial del Salón, sin olvidar que muy cerca de él se encontraba la versión soviética de Airbus, el llyouchine IL-86, teóricamente de características similares al A-300.El Airbus fue noticia en el Salón, al firmarse un importante acuerdo entre el consorcio europeo que lo fabrica y la sociedad británica Rolls Royee, para que se equipase el Airbus con los reactores RB-211. Después de los CFG-50, de la General Electric, y el JT-9-D de la Pratt and Whitney, el motor británico es el tercero que los constructores del Airbus pueden proponer a los compradores para el A-300 y el A-310. Este contrato consolida el futuro del Airbus.

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