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Tribuna
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Resultados positivos para los trabajadores

Secretario confederal de Acción Reivindicativa de UGT

La UGT se planteó el actual proceso de negociación sobre la base de la no-improvisación. Para ello, se celebraron en el pasado mes de septiembre de 1978 unas jornadas confederales de negociación colectiva, con el objeto de homogeneizar la actitud de los distintos organismos de la UGT y dar un contenido reivindicativo específico en la negociación de los convenios colectivos. De estas jornadas de estudios, en las que participaron los equipos técnicos y los cuadros sindicales de la UGT, salieron los ejes básicos reivindicativos que hemos defendido en el proceso de negociación colectiva actual, ya que hemos entendido que en la medida en que los distintos organismos de la UGT avancen en una práctica sindical homogénea y coherente nuestra organización será más fuerte al servicio de la clase trabajadora.

Ejes del proceso de negociaciones

La UGT hizo girar la negociación colectiva sobre los siguientes ejes: económico, condiciones de trabajo, sustitución progresiva de las ordenanzas laborales a través de la negociación colectiva, garantías de la acción sindical y democratización de la vida sindical en la empresa. Estos han sido los contenidos defendidos en la negociación que hemos llevado conjuntamente con CCOO, en un proceso de unidad de acción en el que, por ambas partes, se trataba de racionalizar las mesas de negociación, evitando las distorsiones mediante la previa unificación de criterios sobre el ritmo y contenidos de la negociación, distorsiones que hubiesen lesionado los intereses de la clase trabajadora.

Para cubrir estos objetivos ha sido necesario desarrollar un fuerte proceso de presión, que ha dado lugar a una conflictividad generalizada. No obstante, la conflictividad se ha caracterizado en general por ser una movilización responsable, demostrando en todo momento, los sindicatos mayoritarios una capacidad de organización mucho más eficaz que el momento sindical podía prever.

El proceso de negociación colectiva que se ha vivido en los últimos meses, y que, aunque mitigado en su intensidad, aún seguimos viviendo, es el primero que se realiza por los trabajadores en libertad, después de cuarenta años de verticalismo sindical.

Ahora bien, la dinámica de negociación ha venido encorsetada en una serie de condiciones objetivas que han agudizado la tensión y distorsionado el ritmo de negociación con mucha frecuencia:

Condiciones objetivas

- Por una parte, la inexistencia de un marco legal ajustado a la realidad, con permanencia de una legislación anticuada de corte verticalista, inadecuada a la situación actual.

- La actitud, frecuentemente irreflexiva, de los empresarios interfiriendo el proceso de negociación ya desde la misma composición de las mesas negociadoras, negándose a que la democracia traspase las puertas de la fábrica y afrontando el proceso con fuertes añoranzas del pasado en su estilo.

- La concentración en pocos días de miles de convenios a negociar, como resultado de las fracasadas «reflexiones» de Abril Martorell.

- El intervencionismo exagerado de la Administración, quien, á pesar de sus declaraciones, no ha dudado ni un momento en dictar laudos, incluso en el marco de huelgas, rompiendo el principio de autonomía de las partes, reprimiendo y sancionando piquetes informativos desde los Gobiernos Civiles y provocando con ello innecesarias tensiones.

- La existencia de más de 1.000.000 de parados, que ha hecho, en muchas ocasiones, que las reivindicaciones económicas tuviesen que supeditarse al empleo.

Un balance positivo

Por todo ello, la UGT entiende que el proceso de negociación y sus resultados, teniendo en cuenta el marco de condiciones objetivas en que se ha tenido que desarrollar, es positivo para los trabajadores, al tiempo que ha supuesto un afianzamiento del papel que las centrales sindicales representativas juegan en la sociedad española. Por otra parte, esperamos que las experiencias, positivas y negativas, de este primer proceso de negociación en libertad, del cual han sido protagonistas las centrales sindicales y las organizaciones empresariales, nos haga reflexionar a todos sobre cuál debe ser el camino a seguir el próximo otoño. Y la Administración tiene que asumir el papel protagonista de sindicatos y empresarios en las relaciones laborales, evitando promulgar normas legales que impidan o limiten la libre autonomía de las partes.

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