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Argelia y Mauritania discuten la normalización de sus relaciones

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Argelia y Mauritania, rotas en 1976 a causa del conflicto del Sahara occidental, es objeto de las conversaciones iniciadas ayer en la capital argelina por el teniente coronel Ahmed Uld Sidi, segundo vicepresidente del Comité de Salvación Militar, y el ministro de Asuntos Exteriores, Ahmed Uld Abdallag. La delegación mauritana tendría previsto entrevistarse con representantes del Frente Polisario, en un doble intento de normalizar sus relaciones con Argel y el movimiento independentista.

La capital argelina sigue siendo el escenario de un verdadero maratón de dirigentes políticos africanos, con la perspectiva de buscar una concertación con la nueva dirección política argelina sobre una variada gama de temas, entre los que figura la cumbre de la OUA y la cumbre de los no alineados. Esto demuestra que, bajo la presidencia del coronel Chadli Bendjedid, Argelia regenta con singular éxito la pesada herencia política legada por Huari Bumedian.La delegación mauritana llegada a Argel está integrada por el número dos de ese país, Salem. Uld Sidi; el jefe de la diplomacia, Uld Abdallah, y el comandante Uld Bukreiss, antiguo ministro de Asuntos Exteriores y uno de los hombres que defiende la tesis de una total normalización de relaciones con el Polisario.

Sus interlocutores argelinos son el coronel Kasdi Merbah, secretario general del Ministerio de Defensa y jefe de la seguridad militar, y el ministro consejero de la Presidencia, Ahmed Taleb Ibrahimi. Ambos hombres visitaron Nuackchott el 22 de abril pasado, con el objetivo de examinar las modalidades de un restablecimiento de relaciones, aunque en Argel no se ha revelado jamás lo tratado en esa visita.

El régimen argelino ha aceptado con visible complacencia el establecimiento de un marco de diálogo íntimo con Nuackchott, a pesar de que los mauritanos se negaron a reanudar contactos con el Polisario en la capital de Libia, como estaba previsto inicialmente. El movimiento saharaui protestó contra la ausencia de los representantes mauritanos en Trípoli para rubricar el protocolo libio-mauritano, pero bajo esta fachada verbal lo cierto es que sigue existiendo una doble voluntad en Argel y Nuakchott para establecer un marco de acuerdo que sería apoyado por Francia y desembocaría en un mayor aislamiento político de Marruecos.

La llegada a Argel, el próximo día 23 de este mes, del jefe de la diplomacia francesa, Jean-François Poncet, va a materializar, sin duda, el nivel mínimo de concertación argelino- francesa.

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