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Canarias ya no domina la natación española

Hubo tiempos en que los nadadores canarios eran mayoría absoluta en el equipo nacional de natación. Cataluña, Castilla o Valencia no podían meter más que un nadador peninsular por cada ocho o diez canarios. Ahora las cosas han cambiado. Hace veinte años nadie hubiera pensado en un cuadro de récords nacionales de natación en el que no figurase ningún canario. Sin embargo, así es. Para Enrique Martínez -56 años, 34 de ellos como entrenador del club Metropole, la más fecunda cantera de nadadores canarios-, la razón del declive es muy sencilla: «Canarias era el único lugar de España donde un nadador si podía entrenarse durante todo el año. Teníamos una enorme ventaja sobre las otras regiones, en las que, aunque la natación tuviese arraigo, sólo podían realizarse entrenamientos durante unos pocos meses al año. La aparición de las piscinas cubiertas ha terminado con esa ventaja.»

Piscinas cubiertas es lo que precisamente no hay en Canarias, en parte porque hacen menos falta y en parte porque no hay dinero para hacerlas: «Hay meses al año, pocos, afortunadamente, en los que nos vendría bien una piscina cubierta, pero aquí no hay dinero para hacerla. Nuestra piscina la calentamos un poco con fuel-oil, pero nos sale por unas 150.000 pesetas al mes, así que tenemos que restringir todo lo posible porque no tenemos mucho dinero.»

Cae la afición

Sin embargo, todo ello puede servir para justificar la desaparición de un dominio absoluto, pero de ahí a pasar a un segundo plano existe una distancia. Canarias podría no ser superior a Cataluña, pero se ha convertido en una cantera de nadadores rotundamente inferior: «Es cierto. El Metropole es aún campeón de España de clubs, pero eso puede deberse a que en Cataluña los nadadores están más repartidos que aquí. Pero lo cierto es que ya no nos queda ningún récord nacional, ni en hombres ni en mujeres. Algo que hace diez años hubiera resultado increíble.»Los nombres de Jesús Domínguez, Pastora Martín Fernández, Eduardo Ley, Fátima Campos, María Luisa Saavedra, Gloria Sánchez o incluso Arturo Lang Lengton quedan ya lejos: «Tenemos a los hermanos López Zubero inscritos en el Metropole, pero no los podemos considerar como nadadores propios, porque ellos se criaron en Estados Unidos y aprendieron a nadar allí; si pertenecen al Metropole es porque hicieron amistad en unos Campeonatos de España con Miguel Lang Lengton y les dio por apuntarse en nuestro equipo para disputar las pruebas en España.»

Lo más triste para Enrique Martínez es que el problema ni siquiera es de instalaciones: «Para el número de nadadores de competición que tenemos hay las suficientes piscinas. Lo triste para nosotros es que desde la década de los cincuenta no se ha incrementado mucho el número de nadadores. Y la afición sigue para abajo. Deportes relativamente recién llegados, como el baloncesto o el balonmano, atraen más a la juventud canaria.»

Nivel irrecuperable

Un viejo aficionado canario a la natación recuerda otros tiempos: «Aquí la natación llegó a ser no sólo un deporte con muchos practicantes, sino también un espectáculo con mucho arrastre para el público. Los festivales de natación se celebraban con una enorme cantidad de público; los encuentros entre clubs de aquí y de Tenerife o de la Península apasionaban. Aún se recuerdan algunas carreras célebres.» Ahora, sin embargo, no hay nada de eso. Un festival de natación ya no lleva más de cincuenta o sesenta personas, la mayoría parientes de los nadadores. Ya no se discute en la calle, ni los nadadores son ídolos populares en las islas. Para Enrique Martínez, también esto tiene su explicación: «Hace algunos anos no había las distracciones que hay ahora; por las noches no había mejores sitios a donde ir, y la gente se animaba a ver la natación. Era una forma de pasar una agradable velada al aire libre. Ahora hay discotecas, más cines y mucha gente con coche para irse al campo.»

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