Carter propondrá en Tokio la adopción de una postura firme frente a la OPEP
Estados Unidos y la República Federal de Alemania defenderán la adopción de una posición dura occidental contra la subida sin límites en los precios del crudo por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), durante la cumbre de los jefes de Estado o Gobierno de los siete países más industrializados del mundo, que se celebrará en Tokio los próximos 28 y 29 de junio.
Funcionarios norteamericanos confirmaron ayer a NYT que el presidente Carter, que se encuentra preparando ya la agenda de su delegación, abogará por un endurecimiento de las posiciones occidentales en las negociaciones y en las declaraciones públicas frente a la política que adopte la OPEP. Por el lado germano, el canciller Helmut Schmidt, en unas declaraciones a la televisión norteamericana, se mostró de acuerdo el domingo en la necesidad de que las siete naciones asistentes a la cumbre coordinen sus políticas energéticas y en otras áreas de mutuo interés.A la cumbre de Tokio, que se celebrará bajo la presidencia del primer ministro nipón, Masayoshi Ohira, asistirá, además de Carter y Schmidt, el primer ministro canadiense, Joe Clar; el presidente francés, Valery Giscard d'Estaing; la primera ministra británica, Margaret Thatcher, y el primer ministro italiano, Giulio Andreotti. El tema del petróleo será, seguramente, el principal tema de discusión, ya que, además, los trece países de la OPEP habrán concluido, horas antes, su encuentro de Ginebra, donde se espera que se acuerde una subida del precio de los crudos.
Postura norteamericana
Según funcionarios norteamericanos, el presidente Carter está redactando un documento, que presentará a sus colegas en Tokio, en el que aboga por una postura de dureza frente a la OPEP. El documento lleva implícita una amenaza en el sentido de que el Gobierno norteamericano está dispuesto a defender en solitario dicha posición frente a los exportadores de petróleo si el resto de los asistentes a la cumbre la considera inapropiada o inaceptable. En cualquier caso, se espera que Washington defienda una postura de entendimiento mutuo, de forma que se adopten políticas comunes para poner freno a las subidas incontrolables en los precios petrolíferos.Entre las propuestas que, según las mismas fuentes, Carter llevará a Tokio, se encuentran varias alternativas para detener la existente carrera en los precios. La más importante, y ambiciosa, es la creación de un cartel de compradores de petróleo que negocie, directamente con la OPEP, la adquisición de crudos en grandes cantidades y que, posteriormente, distribuya el petróleo adquirido por medio de cuotas y de acuerdo a las necesidades de consumo de cada miembro.
Otra propuesta será una negativa común de los países asistentes a adquirir petróleo en el mercado de entren inmediata (spor market). en el que el precio por barril ha alcanzado cotas de hasta cincuenta dólares (el precio oficial de la OPEP es 14,55 dólares por barril). Los países consumidores también deberían negarse según la propuesta norteamericana, a pagar las primas por barril que actualmente exiseen algunos miembros del cartel petrolífero.
Una tercera proposición será la adopción de una política común de control del consumo por parte de las siete naciones. En este sentido, Washington pretende que se extienda hasta 1980 el acuerdo de la Agencia Internacional de Energía (AIE) para reducir el consumo en un 5 %. Simultáneamente, también propone exportar a Europa o Japón el sistema californiano de impedir llenar el depósito de combustible a los automóviles a determinadas horas y días.
El tema de la reducción del consumo, sin embargo, será uno de los mayores problemas que tendrá que afrontar la cumbre de Tokio. Por una parte, los europeos no están dispuestos a imponer restricciones antipopulares sin que Washington, primer consumidor mundial, adopte medidas más severas para restringir el suyo. Y, por otro, hay quien defiende que de nada serviría reducir el consumo, ya que la OPEP limitará, a su vez, la producción.
En cualquier caso, se teme en Washington que el principal obstáculo para llegar a un acuerdo en la cumbre de Tokio sea la negativa de algunos de los asistentes a llegar a entendimientos comunes. Así, se teme, en particular, que Japón y la RFA, países que tienen una posición más favorable en sus balances de pagos, no arriesguen sus economías a la incertidumbre de una política de enfrentamiento con la OPEP.
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