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La patronal de Madrid acusa al Gobierno de incoherencia en su política económica

El presidente de CEIM (Confederación Empresarial Independiente de Madrid), José Antonio Segurado, en el transcurso de la asamblea general de esta organización celebrada ayer en Madrid, denunció la falta de iniciativa y coherencia del Gobierno con el programa presentado por UCD en las últimas legislativas. Más adelante criticó el proyecto de ley sobre estatuto de los trabajadores y puso en entredicho la voluntad de las centrales sindicales para salir de la actual crisis económica.

El presidente de CEIM, José Antonio Segurado, comenzó su intervención ante la asamblea general de esta organización analizando la evolución del empresariado español en los últimos meses. En nombre propio y de CEIM manifestó que tras el primero de marzo, con el triunfo legislativo de UCD, «todos nosotros consideramos que había triunfado la moderación ». Circunstancias posteriores, como el acto de investidura, la falta de una declaración política del nuevo Gobierno y las elecciones municipales, con el triunfo de la izquierda y el pacto PSOE-PCE, añadidos a la falta de iniciativa gubernamental, «hicieron crecer el desánimo en el plano económico y la desmoralización a nivel de país». El desarrollo del vigésimo octavo congreso del PSOE y la renuncia a su cargo de Felipe González -actitud de una ética personal irreprochable- la consideró el presidente de CEIM una decisión que deja sin capacidad de acción al partido alternativa de poder en España, y contribuye a «que nos encontremos a primeros de junio de 1979 en una situación realmente tensa».José Antonio Segurado centró su intervención en el estudio de cinco puntos vitales en la actual situación española: reforma laboral, control del sector público, política monetaria gubernamental, posible actuación de las centrales sindicales ante las recientes iniciativas del Gobierno, y política de general desinformación sobre la crisis.

El presidente de CEIM consideró «absolutamente necesaria» la reforma laboral que permita «al empresario recuperar la autoridad en la empresa», autoridad que hoy considera perdida y que fomenta la desconfianza del empresario, «y sin confianza no existe inversión».

Después de afirmar que CEIM está casi en desacuerdo con la mayor parte de los temas del proyecto de ley sobre estatuto de los trabajadores -entre otras razones porque «no veo flexibilización de plantilla en el estatuto-, afirmó que «es absolutamente imposible obtener una política de consenso en este terna con las centrales sindicales y los partidos de izquierda, porque éstos defienden un tipo de sociedad distinto, y, por tanto, actúan siempre en coherencia con ese objetivo final». El Gobierno, añadió, en el caso de mantener el pragmático esquema actual de actuación, provocará que «en los próximos meses la situación sea incontrolable».

«No se puede admitir», dijo José Antonio Segurado al tratar el sector público, «el crecimiento continuo y permanente del sector público sin el más mínimo control.» Denunció el continuo intervencionismo del Estado y la actuación del Gobierno por reclasificar cuerpos y aumentar plantillas administrativas, que va a «costar a los contribuyentes entre un 23 % y un 25 % más de nómina en 1979».

Tras reclamar que el presupuesto de 1979, próximo a aprobarse, disminuya el déficit previsto de 195.000 millones -porque si añadiésemos el Instituto de Crédito Oficial sería de 290.000 millones-, y se elija el presupuesto anterior, de déficit inferior, exigió participación empresarial en su confección para que «podamos aportar nuestra experiencia en la reducción de gastos».

El presidente de CEIM criticó en el tema de la política monetaria que a un aumento del 19,5% de disponibilidades líquidas correspondiese un crecimiento del 10% del crédito al sector privado en 1978, porque se provocó un «auténtico desastre para las empresas españolas, que vieron aumentar los expedientes de suspensiones y quiebras».

José Antonio Segurado acusó de demagogia al actual equipo gubernamental en los siguientes términos: «Se nos explica con todo lujo de detalles que las recientes medidas monetarias solamente pretenden cumplir lo que los empresarios hemos pedido, que es que el crecimiento del crédito al sector privado. sea similar al crecimiento de las disponibilidades líquidas. Pero como sólo se ataca el tema con medidas monetarias y no a fondo -como sería un tratamiento de una inflación de costes y una reducción drástica del gasto público-, la realidad es que nosotros los empresarios tenemos cada vez un crédito más caro y más difícil de obtener.» Después de preguntarse si el objetivo último es la desaparición del sector privado y de afirmar que la banca ha sido un simple instrumento al servicio de la política monetaria, José Antonio Segurado denunció la actual situación de general desinformación sobre la realidad económica española.

El presidente del CEIM repasó la crisis energética y de materias primas y denunció al partido en el poder, en particular, por mantener a los españoles desinformados de la realidad. A continuación justificó irónicamente esta actitud porque «no nos hemos enfrentado con la crisis con la suficiente firmeza y, sobre todo, corriendo los riesgos de ser impopulares y de tomar medidas pensando en el país y no en programas electorales». Si es necesario -afirmó-, se le debe decir al español que va a sufrir sangre, sudor y lágrimas.

Ante el incremento de parados y la « desmoralización » general, José Antonio Segurado apuntó cinco soluciones para salir de la crisis: cumplir las leyes en vigor; incrementar la productividad y reducir el absentismo; moderar las peticiones en solidaridad con los que no tienen empleo; incrementar la autoridad del empresario, y controlar el gasto público, «que a través de su presupuesto y de la Seguridad Social está creciendo sin control alguno».

«Nos preguntamos», dijo el presidente de CIEM, «si las centrales, y fundamentalmente Comisiones Obreras, desean una solución real al problema que vive el país». Para apoyar sus palabras José Antonio Segurado manifestó que en sus contactos con dirigentes sindicales ninguno había hecho una manifestación en la que tratara los problemas reales: crisis profunda, falta de productividad y absentismo. En este punto manifestó que él firmaba las palabras de Ferrer Salat, presidente de la CEOE, en el sentido de acusar a Marcelino Camacho, secretario general de Comisiones Obreras, de ser el principal instigador del paro.

Antes de cerrar su intervención, José Antonio Segurado manifestó la necesidad de que el Gobierno «que hemos elegido con nuestros votos» sea coherente con un programa. El Gobierno «debe de comprender la gravedad de la situación económica y debe de creer de verdad en la economía de mercado, en el modelo de sociedad que hemos elegido».

Tras manifestar que la clase empresarial «había tratado de ilusionar a este país, y de que en la actualidad el empresario se mantiene por una ilusión que no tiene fundamentos ni bases muy reales, José Antonio Segurado exigió del Gobierno una actuación inmediata que evite a la economía española desembocar en una situación crítica.

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