Enormes pérdidas para las compañías usuarias del DC-10
La prohibición de sobrevolar territorio norteamericano, impuesta a los aviones DC-10, que afecta a más de cuarenta compañías de todo el mundo y a 277 de estos aparatos, podría mantenerse en vigor por un mínimo de dos semanas, provocando millones de dólares en pérdidas a las líneas aéreas que incluyen en sus flotas este modelo de trirreactor comercial.
Nadie se atreve a pronosticar cuánto tiempo durará la prohibición de vuelo. Ni siquiera el autor de la misma, Langhorne Bond, director de la Administración Federal de Aviación, que respondió ayer con un «realmente no lo sé» a la pregunta que se le formuló sobre cuántos días permanecerán en tierra los DC-10 de matrícula norteamericana y se impedirá a los de otras nacionalidades entrar en el espacio aéreo de Estados Unidos.Esta segunda prohibición de sobrevolar territorio estadounidense a los DC-10 de compañías extranjeras fue dictada por la FAA en la noche del miércoles, horas después de que se ordenara la permanencia en tierra de los DC- 10 norteamericanos. La medida tuvo, al parecer, gran influencia en el hecho de que durante la jornada del jueves ningún DC- 10 volara en el mundo, según las informaciones recibidas en Washington.
Análisis con computadoras
Aunque algunas líneas aéreas, como la belga Sabena, optaron en un principio por seguir utilizando sus DC-10, pese a la orden dictada por las autoridades norteamericanas de aviación civil, posteriormente la totalidad de las compañías que poseen estos Jumbos los mantuvieron en tierra, esperando las decisiones que se adopten en Estados Unidos sobre el controvertido avión.Una larga serie de complejos análisis mediante computadoras se ha iniciado ya, para estudiar la seguridad de la estructura de los DC- 10, uno de los cuales perdió un reactor al despegar del aeropuerto de Chicago, el pasado 25 de mayo, causando la muerte de 275 personas.
Mientras la compañía fabricante, McDonnel-Douglas, critica airadamente la prohibición ordenada por la FAA y achaca las grietas encontradas en los pilares de sujeción del reactor al ala en dos aviones a los servicios de mantenimiento de las líneas aéreas en cuestión, éstas comienzan a perder dinero y a repensar sus pedidos de nuevos DC-10.
Más de seis millones de dólares diarios
Se calcula que las grandes líneas aéreas norteamericanas están perdiendo más de seis millones de dólares diarios, entre vuelos suspendidos y viajeros perdidos y pago de personal extraordinario para hacer volar otros modelos de avión. Si la prohibición dura semanas, o incluso meses -como aventuran algunos-, los resultados pueden ser catastróficos para algunas compañías, que basaban en buena parte su economía en la rentabilidad de un Jumbo como el DC- 10.En cuanto al fabricante, McDonnell-Douglas, esta prohibición y las dudas creadas en la opinión pública sobre la seguridad del DC- 10, pueden costarle la pérdida de encargos y contratos que supondrían centenares de millones de dólares.
Aparte de los 277 aparatos ya entregados y en funcionamiento en todo el mundo, McDonnell-Douglas está construyendo otros 63 aviones con orden de pedido en firme, que sería difícil romper, aunque no imposible si se demuestran defectos estructurales en el DC-10. Pero, además, la compañía fabricante tiene concedidas setenta opciones de compra, las que son fácilmente cancelables y que elevan a 410 el número de aviones que pensaba construir la McDonnell-Douglas, a un precio medio de cuarenta millones de dólares por aparato.
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