Autonomistas corsos colocan 22 cargas explosivas en París

Los veintidós atentados cometidos en París durante la noche del miércoles al jueves y el que en Bretaña destruyó el chalet de un responsable de la policía se revelan como un nuevo recordatorio a las autoridades centrales del problema regional francés. No se registró ninguna víctima humana, pero sí destrozos materiales.

Los nacionalistas corsos y los bretones han actuado una vez más como ya hacen con cierta regularidad desde hace años: acciones espectaculares, por su multiplicación en un breve espacio de tiempo, contra todo lo que en su mentalidad constituye un símbolo del «colonialismo». Como suele también ocurrir en cada uno de estos casos, los autonomistas parece que planifican sus intervenciones procurando evitar las víctimas humanas.

Las cargas explosivas de los veintidós atentados de París, inmediatamente reivindicadas por el movimiento separatista Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC), fueron todas colocadas delante o en el interior de los edificios alrededor de las tres de la madrugada de ayer. Los establecimientos atacados, vacíos a estas horas, pertenecen al sector público o parapúblico algunos, otros son bancos, otros pertenecen a agencias de viajes o casas comerciales importantes.

El Frente de Liberación de Bretaña-Ejército Revolucionario Bretón (FLB-ARB) reclamó la autoría del atentado que destruyó casi totalmente la vivienda del comisario Roger Le Taillanter, responsable que desde hace cinco años dirige la lucha contra los separatistas de Bretaña.

Todos estos atentados se han producido en vísperas de varios procesos contra unos cuarenta autonomistas corsos y bretones.

Medios policiales, así como los del Ministerio del Interior, manifestaron que la lucha de los nacionalistas bretones y corsos «es puro terrorismo».