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Nervios, dolor y miedo en la enfermería

Los tres toreros mejoran de sus heridas

La consternación, el dolor y el miedo reinaban en la enfermería de Las Ventas al llegar Paco Alcalde en brazos de las asistencias. Peloncho Dominguín, cuñado del diestro, y Pepe Dominguín, suegro y apoderado a la vez, venían con el rostro demudado.«¡El torniquete, rápido, el torniquete!», gritaba un subalterno. Picadores, mozos de espada, todo el mundo corría a la enfermería. Allí, casi nadie conservaba la serenidad. Hasta que, por fin, un oficial de la Policía Nacional mandó desalojar.A las once de la noche de ayer va estaban los toreros heridos en la clínica Loreto. Allí informaron a EL PAÍS que el estado de todos ellos mejoraba dentro de la gravedad. Paco Alcalde, el más grave de los tres, tras despertar de la anestesia se mostró locuaz y preocupado por el resultado de la corrida, asimismo preguntó por el estado de sus compañeros heridos. Tras una breve conversación con sus familiares más allegados, los médicos le suministraron calmantes. Angel Alcalde, hermano del diestro, manifestó que todo evoluciona favorablemente, dado que las cornadas fueron limpias y no interesaron venas importantes. Ortega Cano, con otra cornada limpia, también se encontraba mejor. Niño de Aranjuez sentía las molestias normales en el brazo, pero su estado era satisfactorio.

Antonio Ramón Jiménez, que fue herido de gravedad en Sevilla, también ha salido de peligro. Al ser la cornada en el cuello había despertado honda preocupación. Sin embargo, hasta última hora no se sabrá si puede torear el domingo en Las Ventas, en la novillada de feria.

El cartel de «No hay billetes» se puso ayer de nuevo en la feria. al conjuro de los toros de Victorino. La pasión entre los aficionados era grande: unos discutían el trapío: otros, la casta. Para la afición v los incondicionales del ganadero, que masivamente se desplazan desde la sierra a ver sus toros. es la ganadería más brava del momento.

Victorino Martín nos cuenta que a Madrid siempre trae los toros de más nota, los que más pueden embestir. Dos de los toros se inutilizaron al pegarse entre ellos, hubo que traer dos más, pero en el reconocimiento se observó que uno tenía un defecto de visión, por lo que fue rechazado.

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