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Minas de Figaredo se integrará en el INI, pero no en Hunosa

Los trabajadores de Minas de Figaredo han comenzado a reintegrarse al trabajo después de dos meses de huelga. La reincorporación tuvo carácter parcial ayer y aumentará a niveles normales en la jornada de hoy. Se espera que un 66% de la plantilla se incorpore a la mina hoy, con lo que se alcanzarán los niveles habituales de Trabajo. Minas de Figaredo atraviesa una profunda crisis desde hace más de un año, que forzó de suspensión de pagos de la empresa, a una serie de huelgas y al cierre patronal. La inspección de minas ha visitado la explotación antes de su reapertura para verificar las condiciones de la explotación.

La vuelta al trabajo coincide con la decisión del Consejo de Ministros, aún no divulgada, que en la última reunión acordó encargar al Instituto Nacional de Industria (INI) la gestión de la empresa, sin integrarla en Hunosa. El acuerdo del Consejo está aún pendiente de materialización por las observaciones de algunos ministros. La decisión del Gobierno supone, de hecho, una nacionalización de la empresa. El cierre de la mina parecía poco razonable, por el problema social que plantea a los 1.600 trabajadores y por el carácter estratégico de la producción de la mina, que es de hulla coquizable de calidad, necesaria para las siderurgias nacionales, que ya tienen que importar esta materia prima. Mantener la gestión privada con ayudas oficiales en términos similares a como lo hacen países comunitarios como Bélgica o Alemania no resultaba posible, a la vista de que el empresario de la sociedad estaba dispuesto a abandonar la gestión después de las dificultades de los últimos tiempos, que incluyeron un secuestro. La nacionalización se producirá sin integración directa en Hunosa, la gran sociedad minera asturiana que dispone de los salarios más elevados del sector, y que cuenta con una subvención anual equivalente a sus déficit, que en 1978 superó los 15.000 millones de pesetas.La nacionalización de Figaredo se hará de forma que el INI abone a los propietarios de la mina una peseta por acción, es decir, un precio simbólico. Con los acreedores (bancos y suministradores) se negociará un acuerdo de quita y espera. Finalmente, se pretende llegar a un acuerdo empresa- trabajadores que permita vincular remuneraciones a productividad. Si se desarrollan con acuerdo estas tres negociaciones, la viabilidad de la mina está garantizada y puede permitir establecer el marco general de la minería del carbón, que atraviesa en estos momentos por una fase crítica.

Las negociaciones para poner en marcha el plan de Figaredo pueden durar unos tres meses, a lo largo de los cuales la Administración garantizará el pago de los jornales en los días trabajados.

El INI incorporará a su activo una nueva sociedad en pérdidas, situada en un sector estratégico como es el carbón.

Minas de Figaredo presentó solicitud de suspensión de pagos en mayo de 1978. Su producción estimada es de unas 215.000 toneladas anuales de hulla coquizable. La explotación de la mina se enfrenta desde hace años con una serie de problemas técnicos y de rentabilidad a corto plazo, derivados sobre todo de no haber sido realizadas las inversiones necesarias de renovación y puesta al día por sus anteriores propietarios. Asimismo, la mina se ha caracterizado por una creciente inestabilidad laboral, con un grado de abstencionismo cifrado en el 42 %. El activo de la sociedad en el momento de presentar solicitud de suspensión de pagos se situaba en tomo a los 2.000 millones de pesetas y su pasivo rondaba los cuatrocientos millones.

El número de acreedores de Minas de Figaredo es de 201.

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