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Los supervivientes de una guerra atómica a la Edad Media

Una guerra atómica entre Estados Unidos y la Unión Soviética provocaría la muerte de unos 165 millones de norteamericanos, y los supervivientes quedarían reducidos a condiciones económicas «equivalentes a las de la Edad Media», según un estudio sobre los efectos de una conflagración nuclear realizado para el Congreso estadounidense.Este informe fue solicitado el pasado mes de septiembre por el Comité de Asuntos Exteriores del Senado a la Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso y su contenido fue revelado ayer por el diario The Washington Post.

Las muertes producidas en un enfrentamiento nuclear serían mayores en Estados Unidos que en la Unión Soviética, señala el estudio, pero no existen indicios que permitan suponer que la URSS tuviera mayores posibilidades de reconstruir una sociedad industrial que Norteamérica, y ambos países sobrevivirían bajo formas sociales primitivas.

Un ataque nuclear «limitado», en el que cada potencia dirija sus armas atómicas sólo contra las armas estratégicas del contrario, causaría unos veinte millones de muertos, dice el informe. Pero en los meses y años siguientes se produciría un número igual de víctimas, por carencia de alimentos y viviendas, así como de asistencia médica.

La mayor potencia de las cabezas atómicas de los proyectiles soviéticos se traduciría en mayor número de muertes entre los norteamericanos.

El programa soviético de defensa civil serviría para salvar vidas en una guerra atómica, reconoce el informe preparado para el Senado norteamericano, pero «no está claro que un programa de defensa civil basado en la construcción de refugios o la preparación de planes de evacuación fuera necesariamente eficaz».

No habría sitio en los hospitales

La carencia de instalaciones hospitalarias sería uno de los graves problemas inmediatamente después de un ataque atómico, limitado o total, señala el estudio, que ofrece un ejemplo especialmente revelador: «Si una bomba atómica de un megatón cayera sobre Detroit, unas 500.000 personas resultarían heridas. Pero de las 18.000 camas existentes en los hospitales del área, la mitad quedaría destruida en la explosión y otras 4.000 sufrirían daños, con lo que sólo habría 5.000 camas, es decir, una para cada cien heridos.»

Entre las víctimas que sufrieran quemaduras, que serían «decenas de miles», la asistencia médica sería prácticamente imposible, porque en Estados Unidos sólo existen entre mil y 2.000 camas de hospital en centros especializados para quemados, indica también el estudio de la Oficina de Evaluación Tecnológica.

Los soviéticos tendrían problemas similares, según los autores del informe, que recuerdan que incluso en tiempo de paz los antibióticos escasean en la URSS y que esta carencia contribuiría a la muerte de muchos heridos en la guerra nuclear.

El informe, que fue solicitado para facilitar la ratificación en el Senado norteamericano del tratado SALT II, con la idea de recordar a los senadores «los horrores de la guerra atómica», hace una escalofriante descripción de lo que serían los primeros días después de un ataque nuclear.

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