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Dublín pretende que Londres favorezca la reunificación de Irlanda

Dos días después de que el ministro británico para el Ulster, Humphrey Atkins, declarase en Belfast que la Administración conservadora mantendrá el tradicional enfoque bipartidista de la cuestión irlandesa, el jefe de Gobierno de Irlanda se ha entrevistado en Londres con Margaret Thatcher.

Nada ha trascendido de la reunión, que fue breve y se considera más de cortesía que política. Medios irlandeses, sin embargo, dan por supuesto que, en este primer contacto, el señor Jack Lynch ha expresado a la jefa del Gobierno británico que el Eire espera con impaciencia un movimiento político de Londres sobre la estancada situación en el Ulster.La entrevista Thatcher-Lynch tiene como telón de fondo un creciente nacionalismo en las declaraciones de los ministros del partido gubernamental irlandés, Fianna Fail. Coincidiendo con las elecciones británicas, esta misma semana, los titulares de Asuntos Exteriores y Finanzas han exigido del Gobierno de Londres un compromiso expreso de renuncia a la política de unionismo a ultranza con el Ulster.

Esta misma petición de progresivo desenganche británico de su provincia del Norte será formulada en la reunión que los ministros de Asuntos Exteriores de ambos Gobiernos tendrán ante del verano. Dublín pretende que Londres se declare favorable a la reunificación de Irlanda si las comunidades católica y protestante de la provincia no se oponen frontalmente a ello. La carta fundamental de la baraja irlandesa radica en la creciente prosperidad de la República de Irlanda (el país europeo de más rápido crecimiento económico), en contraste con la crónica situación de estancamiento y desempleo que sufre el Ulster.

Poderosos sectores políticos norteamericanos y una eficiente maquinaria propagandística católica en Irlanda del Norte apoyan la pretensión de Dublín. A pesar de que el Gobierno del Fianna Fail no prevé un plazo concreto para la sonada reunificación, el proyecto parece absolutamente inviable visto desde la óptica británica.

Un permanente punto de fricción entre Londres y Dublín es la cooperación de sus respectivas fuerzas policiales en su batalla contra los activistas del IRA. El Gobierno británico considera que los provisionales se mueven casi impunemente al otro lado de la frontera irlandesa. La policía del Eire no sólo lo niega, sino que alega que ni en una sola ocasión, en los dos años y medio de vigencia que tiene su acuerdo de cooperación antiterrorista, las fuerzas de seguridad del Ulster han sido capaces de suministrar evidencia concluyente contra alguno de los numerosos detenidos.

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