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Posible visita del Papa a Fátima

El papa Juan Pablo II ha manifestado un «gran interés por Fátima», declaró ayer el obispo de Leiria -en cuya diócesis se encuentra el famoso santuario de Nuestra Señora de Fátima- y que fue recibido recientemente en audiencia por el Pontífice. Este interés estará patente en el mensaje personal que enviará el Papa para ser leído en Fátima con ocasión de la gran peregrinación que conmemora el 13 de mayo de cada año, el aniversario de la primera aparición de la virgen a los tres pastorcitos portugueses, en 1917.Monseñor Cosme do Amaral se niega a comentar las noticias insistentemente lanzadas por la prensa portuguesa acerca de una próxima visita del Papa a Fátima. Se llegó a anunciar que Juan Pablo II aprovecharía su viaje a Zaragoza para participar en el Congreso Mariano Internacional, para estar presente en Fátima el próximo 13 de octubre, fecha de la segunda gran peregrinación anual.

La predilección del nuevo Pontífice por la figura de la Virgen ha llevado a afianzar la idea de una visita a la cueva de Iría, que representa, indudablemente, el centro más importante del culto mariano.

Varias otras razones apuntan a favor de tal visita. Oriundo de un país comunista con fuerte tradición católica, Juan Pablo II no puede dejar de ser particularmente sensible a un acontecimiento de la vida de la Iglesia católica, tan ligado al triunfo de, la primera revolución bolchevique. Según el culto católico, la Virgen escogió Fátima para anunciar el infausto acontecimiento del triunfo del comunismo ateo y pedir a todos los fieles «oraciones para la conversión de Rusia». Esta petición ha sido fielmente atendida en todas las grandes peregrinaciones sobre el lugar de las apariciones de 1917.

Numerosos religiosos procedentes de los países del Este están permanentemente ligados al servicio del santuario, donde existe una comunidad de sacerdotes polacos.

Después de la revolución portuguesa de 1974 aumentó significativamente el número de pregrinos de los países socialistas a Fátima. No, pocas veces miembros de delegaciones culturales o deportivas polacas han aprovechado su estancia en Portugal para efectuar una visita al santuario.

La jerarquía católica portuguesa acogería con satisfacción una visita que contribuiría mucho para realzar su prestigio nacional e internacional. La presencia de Juan Pablo II ayudaría también a borrar el recuerdo de la utilización política hecha por el régimen salazarista cuando Pablo VI visitó Fátima, en 1965. En las postales que se venden todavía hoy en Fátima se puede ver al viejo dictador al lado del Papa y de la monja Lucía, única superviviente de los tres protagonistas de la aparición.

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