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La explotacion de fondos marinos tema de la Conferencia del Mar

Al término, en Ginebra, de la octava sesión de la Conferencia del Derecho del Mar, que se prolongará a Nueva York entre el 19 de julio y el 24 de agosto, un hecho quedó claro para los 160 Estados participantes, y es que los temas de pesca, delimitación, prevención de contaminación del medio marino e investigación científica marina y otros dependen para su ratificación final de que se logre un acuerdo sobre la explotación de los fondos marinos, bajo el principio ya aceptado de que constituyen un patrimonio de toda la Humanidad, pero en torno a lo cual existe hasta ahora grandes diferencias de criterios, en la medida de los intereses que están en juego.

«Para España, como para la mayoría de los Estados que no pueden imponer soluciones, nos protege mucho más un sistema jurídico, que aunque no nos dé un 100% de protección, que sería nuestro deseo, significaría una convención a la que acudir y por intermedio de la cual tener a nuestro lado la razón», declaró a EL PAIS Eduardo Ibáñez, embajador jefe de la delegación española ante la conferencia, a quien le cupo una activa participación, en estas seis semanas de reuniones de trabajo.Al texto oficioso que ha sido elaborado progresivamente a lo largo de varias sesiones de la conferencia, relativo a los derechos soberanos de las doscientas millas, se le han introducido algunas fórmulas, tesis de España, países hispanoamericanos y otros Estados tercermundistas, que reafirman la exclusividad económica sobre los recursos vivos y no vivos, pero salvaguardan los «excesos de poder» en cuanto a la libertad de circulación en la zona, navegación, derecho a sobrevuelo y otros, para los que se establece un sistema de conciliación obligatoria.

El problema de la equidistancia

En el texto oficioso se establece también una fórmula de salvaguardia en el sentido de no perturbar las economías de aquellos Estados cuyos habitantes han sido pescadores habituales a distancia, más allá de las doscientas millas marítimas, lo que para España resulta de principal importancia.Con la extensión de la jurisdicción de los Estados a la zona económica de doscientas millas, la yuxtaposición de zonas económicas es mucho mayor entre Estados contiguos o adyacentes, existiendo al respecto dos criterios diferentes para delimitar espacios marinos, que en el caso del Mediterráneo resulta impostergable. Hay quienes consideran que la equidistancia debe ser resuelta, pura y simplemente, «partiendo por la mitad» el espacio marino. Las dos grandes corrientes sobre este problema, del cual España es protagonista de una de ellas y ha encabezado el grupo de coordinación, integrado por el Reino Unido, Italia, Canadá, Noruega, Japón, Colombia, Portugal, Guinea Bissau, Gambia y otros países africanos, abogan (aun cuando no esté aceptada en este momento como norma convencional universal) por el sistema de la equidistancia como la fórmula más automática, más eficaz y justa. consistente en tomar como norma de delimitación la equidistancia entre adyacentes o línea mediana entre costas opuestas.

Es decir, en un espacio maritimo de 250 millas entre costas opuestas, establecer una línea que estuviera a 125 millas de distancia de cada punto de cada una de las costas, teniendo en cuenta también las caracteristicas geográficas de las costas.

España propugna al respecto -indicó el embajador, Eduardo Ibáñez- que este sistema de delimitación vaya acompañado de un sistema de arreglo de litigios y controversias que sea hecho por terceros y que tenga carácter vinculante.

El otro grupo de países, entre los que se encuentran Francia, la Unión Soviética, Marruecos, Argelia, Mauritania, Alemania Federal y algunos países del Este, son del criterio que no se puede pretender «vincular» los Estados en un asunto que ellos dicen que afecta a la soberanía, siendo partidarios de negociar cada vez entre las partes, sin aceptar tampoco juez o tribunal para los casos de litigio, salvo algunos países de entre ellos, como es el caso de Francia.

Fondos marinos

En cuanto a la explotación de los fondos marinos, nódulos de manganeso especialmente, y otros metales, existen tres grandes grupos de problemas: el de los términos de referencia para la exploración y explotación de los fondos marinos, es decir, el modus operandi; los arreglos financieros y sus formas y montos de pago por parte de las empresas explotadoras, y tercero, los órganos de administración de los fondos marinos y los sistemas de administración. El principio de base inserto en el documento oficioso es que los fondos marinos más allá de las doscientas millas jurisdiccionales se consideran patrimonio común de la Humanidad y serán administrados en nombre de ella. Sin embargo, la «generosidad» del acuerdo de principio no ha resultado acorde con la «voluntad política» de los Estados industrializados.La Unión Soviética hasta ahora ha defendido intereses paralelos a Estados Unidos, Canadá, Japón y los países de la Comunidad Económica Europea, sustentando con distinto lenguaje los mismos objetivos. Al respecto, la prolongación de la actual octava sesión de la conferencia en Nueva York podrá resultar decisiva.

Por otra parte, España, de acuerdo a la distribución que podría dársele al órgano internacional de los fondos marinos, tiene posibilidades de formar parte de él, por encontrarse entre los cuatro países que, como importadores netos de los minerales de los fondos del mar (manganeso, cobre. cobalto y níquel), supera el 2% de las importaciones mundiales de dichos metales.

Finalmente, en los documentos oficiosos elaborados hasta ahora se establecen normas de prevención de la contaminación de los medios marinos específicamente relacionados con el transporte petrolífero, navegación en general y ciertas reglas que deben regir en los astilleros.

España jugó un papel destacado en este tema por haber sido Barcelona, hace tres años, sede de una reunión de los países costeros del Mediterráneo. En las normas a aprobar se contempla la creación progresiva de un derecho positivo sobre prevención de la contaminación marina y la realización de conferencias diplomáticas similares a la de Barcelona a escala mundial.

Entre los más optimistas, se asegura que en 1980 podrá firmarse una convención definitiva sobre los derechos del mar, en Caracas, capital que en el año 1974 albergó a las delegaciones de 160 países para dar comienzo a estas negociaciones. Sin embargo, si no fuera así, tampoco podría hablarse de un fracaso, señaló a EL PAIS Andrés Aguilar, embajador-jefe de la delegación venezolana, sosteniendo que muchas veces es difícil y prolongado legislar el interior de cada país resultando casi natural -añadió- que si pretendemos un derechos que rija las tres cuartas partes de la superficie del globo tardemos cinco, seis o más años.

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