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El pensamiento psicoanalítico predomina entre los filósofos jóvenes

Ponencias de Savater, Pollán y Sádaba en el XVI Congreso

La segunda jornada del XVI Congreso de Filósofos Jóvenes ha confirmado el fin de una filosofía escolástica tradicional entre los jóvenes filósofos, así como el planteamiento de temáticas nuevas originales con una gran riqueza inventiva. También se observa una cierta unidad a través de las más diversas ponencias: el predominio del pensamiento psicoanalítico.

Ayer disertó Ana Lucassobre Lo simbólico entre lo divino y lo humano. Afirmó que la imagen en el arte a lo largo de su historia se ha materializado de dos maneras distintas a través del símbolo. Expresión que trasciende a la realidad (o imaginación creadora) y a través del signo deudor de la realidad exterior, imitación representada de la misma (imaginación reproductora).Fernando Savater, Tomás Pollán y Javier Sádaba analizaron temas relacionados con antropología de la religión. Fernando Savater desarrolló el doble carácter de la divinidad: el fasto y el nefasto. El primero, que recoge lo que hay en Dios de espíritu, está sometido a las verdades de la moral, de la lógica y de la razón.

El nefasto es cada vez más material, más telúrico, es lo diabólico. Para apoyar esta tesis citó un bello poema azteca en el que se resalta este doble aspecto de la divinidad. Tras indicar que esta doble cara se mostraba como noche y día, para acentuarse después el todo espíritu del dios fasto, hizo referencia a Kierkegaard, resaltando su opinión de que si Dios existe todo es posible. Con el Dios histórico nunca podremos superar al Dios de Kierkegaard. De Nietzsche resaltó que el superhombre ha de tener parte buena y parte mala, no se puede ir más allá del bien y del mal.

A continuación habló Tomás Pollán, el cual sintetizó una narración de la epopeya de la creación babilónica. Destacó en esta epopeya la progresiva inversión de la jerarquía de estos dioses: el Dios fasto sobre el nefasto. Sin embargo, opinó Pollán que hay tres aspectos ocultos en esta epopeya que tendríamos que resaltar. Antes de la aparición de los dioses babilónicos existía el caos, no había ni orden ni desorden. El segundo aspecto sería lo esencial de las fuerzas caóticas que sirven de fundamento de la creación, es decir, la sustancia de la que nace el hombre.

Concluyó la ponencia Javier Sádaba, quien analizó el problema del mal que estos dioses plantean. Subrayó la existencia del mal, su presencia concreta diaria y cotidiana, mal que todos sentimos, pero que no podemos definir y que la teología cristiana lo ha eludido como problema, destacando el papel del mal como medio para conseguir el bien. ¿Es preferible ser un hombre libre con la potencialidad de hacer el mal a convertirnos en unos autómatas? Concluyó afirmando: «Lo único que se puede hacer es simbolizar, no conocer, sustituir un símbolo por otro, sumergirse en las inmensas posibilidades del valor del lenguaje. »

Por la tarde disertó el profesor Ignacio Gómez de Liaño sobre lengua de los dioses y lengua filosófica, quien en su ponencia estudió la concepción histórica de Vico, de acuerdo a la clasificación tripartita: en edad de los dioses, de los héroes y de los hombres.

Centró su conferencia sobre la lengua de los dioses, que definió como fabulosa, jeroglífica y embiemática, siendo para Vico la lengua de los hombres la de la sabiduría perfecta y última. La de los dioses corresponde a la Edad de Oro de la Humanidad.

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