Cuatro policías del Ulster muertos en un atentado
Cuatro policías resultaron muertos ayer en el Ulster al ser volado su automóvll por una carga explosiva colocada en una furgoneta aparcada en una carretera del condado de Armagh Sur, junto a la frontera irlandesa. El sangriento incidente, el peor en lo que va de año, confirma las anunciadas intenciones del IRA de intensificar sus ataques durante la campaña electoral británica.En el atentado resultaron heridos otros cuatro miembros de las Fuerzas de Seguridad de Irlanda del Norte (RUC), que seguían en otro vehículo al Land Rover volado. Un tercer coche, ocupado por civiles, sufrió también los efectos de la onda expansiva y sus cinco ocupantes han sido hospitalizados. El artefacto, accionado por control remoto, contenía al menos cuarenta kilos de explosivos.
El atentado, reivindicado por el IRA a media tarde, se produce un día después de que un comando de los provisionales asesinara en un pueblo del condado de Tyrone a un oficial de prisiones, católico, de 31 años, Michael Cassidy, cuando salía con su mujer y su hija.de la iglesia donde se había casado su hermana.
Cassidy es el tercer funcionario de un establecimiento penitenciario muerto en los últimos cuatro meses a manos del IRA, que pretende el status de prisioneros políticos para sus miembros encarcelados. El cuerpo de prisiones del Ulster ha tomado represalias encerrando en sus celdas a los militantes republicanos e impidiendo las visitas y la recepción de paquetes o cartas.
A pesar de ser el más serio problema de los que tiene planteados Gran Bretaña, el tema del Ulster no es abordado en la campaña electoral. Ni siquiera el reciente asesinato del portavoz conservador para la provincia, Airey Neave, ha llevado a los dos grandes partidos ingleses a una discusión pública y en profundidad de posibles soluciones al vacío político total que sirve de marco a la inacabable violencia de Irlanda del Norte.
Demostrada la falta de voluntad o de capacidad del Gobierno laborista para alterar la situación, todo lo que se puede hacer son conjeturas acerca de cómo una administración conservadora aplicaría su concepto de «ley y orden» a la provincia del norte. El que hubiera sido ministro para el Ulster, Airey Neave, se sentía completamente identificado con el Ejército y la policía, para los que pedía mayores poderes, y sus puntos de vista estaban muy próximos a los de los diputados protestantes.
Pero hasta Neave declaraba públicamente que en una perspectiva política, este sangriento conflicto civil del Ulster no tiene solución.
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