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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Atenciones de Iberia

El día 6 del mes en curso me dirigí con mi mujer e hijo, éste de veintitrés meses de edad, al aeropuerto de Barajas a fin de que tomaran el avión en vuelo Iberia 369 Madrid-Málaga, con salida a las 17,20 horas.Como ciudadanos conscientes llegamos a las dieciséis horas , aproximadamente, a fin de embarcar el equipaje con tiempo suficiente, dirigiéndonos, a las 17,15, a la puerta número 2 para el embarque de pasajeros. Pasó la hora establecida en el billete... y a las dieciocho horas, la voz de una señorita nos anunció el primer retraso del vuelo para las diecinueve horas.

Pasa el tiempo, y a las diecinueve horas nos anuncian el segundo retraso para las veinte horas, y que nos dirijamos al restaurante. Pensamos que es para cenar y así lo hacemos. Nos acomodamos y nos sirven un bocadillo, en pan de molde frío, de jamón de york, y un refresco. Damos coba a la «cena » y cansados de estar en el comedor «sin comer», regresamos a la puerta número 2, mejor dicho a sus proximidades, pues el público era ya tan numeroso que teníamos que abrimos paso a empujones.

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Pasadas las veinte horas anuncian el tercer retraso para las veintiuna horas. Me dirijo al servicio de información y al igual que en las veces anteriores, la respuesta es: ya se les avisará (o algo parecido). Pido soluciones para cambiar al niño y darle la cena, ya que desde las tres de la tarde lleva los mismos pañales y el cambio está en el equipaje. La respuesta es que me dirija a embarque y lo pida. Allí voy y la respuesta es que existe una farmacia donde puedo comprar comida y compresas. Pido el libro de reclamaciones y en él hago constar mi total disconformidad.

Por fin, a las veintiuna horas anuncian el vuelo, embarcan y a las veintitrés horas estimo que estaban en Málaga, es decir, ocho horas después de salir de nuestro domicilio en Madrid, habían llegado a su destino, pero no con Iberia, servicio contratado, sino con Aviaco: otro atropello más.

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