_
_
_
_
ELECCIONES MUNICIPALES / MADRID

"Prefiero no hablar de concejales, aspiramos a la alcaldía

José Luis Alvarez se desplazó hasta el colegio electoral en taxi, desde su casa, en el parque del Conde de Orgaz, una urbanización limitada por árboles, vallas y farolas con pasquines colgantes de UCD. Llegó al instituto de la calle de Nápoles precedido por una de esas carcajadas que pone inevitablemente al final de sus frases como si fueran puntos suspensivos. «¿Nervioso yo? En absoluto: sólo estoy pensando en sacar muchos votos. Mi estancia en la alcaldía se ha traducido en diez meses de trabajo muy intenso: los candidatos de UCD no llegaremos al Ayuntamiento a aprender: somos los únicos que sabemos qué hay que hacer, cómo hay que hacerlo y cuánto dinero cuesta. Incluso hemos publicado libros. Además, los integrantes de mi candidatura han hablado con cientos de miles de madrileños: tienen esa ventaja sobre los demás.»Cuando hizo su entrada en la sala de urnas, el reloj marcaba las 9.45 y en su mesa habían votado 36 personas, sobre un censo de 828, apenas un 4,3 %. « No, no me parece un índice bajo: todavía es muy pronto; quedan todavía más de diez horas de votación.» En aquel momento se comentaba que UCD tenía una apreciable ventaja sobre los grupos políticos adversarios. « Y creo que no va a ser sólo una ventaja relativa a esta zona. Venceremos holgadamente en las demás. Prefiero no hablar de concejales, aspiramos a la alcaldía.». Cuando se disponía a votar, pasaron a su lado varias de las monjas que confirman siempre que el clero femenino prefiere madrugar para las votaciones. José Luis Álvarez saludaba y sonreía constantemente.

Más información
Tranquilidad y abstención, tónica de la jornada electoral en la provincia

No obstante, se puso bruscamente serio cuando alguien le preguntó sobre un futuro consenso en el Ayuntamiento de Madrid. «No se puede hablar de consenso, sino de política municipal. El Ayuntamiento está para resolver los problemas de quienes votan a los concejales; no es un parlamento.» Saludó con un gesto a los presentes, miró las cámaras y salió a la calle acompañado de su mujer. Una vez en el exterior, ella subió a bordo de un utilitario gris ligeramente castigado en los flancos, y él volvió a su taxi: dejó tras de sí un cierto aire de vencedor y el eco de una última carcajada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_