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Asesinado el portavoz del Ulster de la oposición conservadora británica

El portavoz para Irlanda del Norte del Partido Conservador británico, Airey Neave, murió ayer en Londres, a consecuencia de la explosión de una bomba colocada en el capot de su automóvil. El artefacto hizo explosión cuando el señor Neave abandonaba, al volante de su, coche, el aparcamiento subterráneo del Parlamento. El influyente político conservador falleció en la ambulancia que le trasladaba al hospital.

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) y un grupo semidesconocido y rival denominado Ejército Nacional de Liberación Irlandés (INLA) han reivindicado en Dublín el atentado, que se produjo a las tres de la tarde. Minutos después, la policía bloqueaba el palacio de Westminster y comenzaba un gigantesco rastreo en el Parlamento mismo, en la capital británica y en el resto del país, donde puertos y aeropuertos han sido virtualmente sellados.El señor Neave, 63 años, era probablemente el más íntimo consejero de la líder conservadora, Margaret Thatcher, y el más firme candidato al Ministerio del Ulster en un próximo Gobierno tory. Partidario de una solución militar para la provincia británica, la opinión general es que su dureza política le hacía uno de los blancos más deseables para el IRA, sobre todo en vísperas de una campaña electoral.

Los Comunes debatían cuestiones económicas cuando se produjo la violenta explosión, que destrozó el Vauxhall Cavalier del señor Neave y que pasó inadvertida para la mayoría de los diputados. Al conocerse el atentado y la identidad de la víctima, el Parlamento suspendió su sesión. Margaret Thatcher pospuso el mensaje electoral que debía haber dirigido ayer al país, en respuesta al del primer ministro del día anterior. En sus primeras declaraciones, el señor Callaghan, «conmocionado y aterrado», dijo que no cesarán los esfuerzos para librar a Gran Bretaña de cualquier vestigio terrorista.

El atentado ha suscitado inmediatamente la cuestión de la capacidad operativa del IRA y su infiltración en el corazón mismo de Inglaterra. Por el momento, no se sabe si el pequeño y sofisticado explosivo -250 gramos, según la policía- que ha matado a Airey Neave fue colocado en el mismo aparcamiento parlamentario o con anterioridad y programado para que detonara tiempo después.

El estacionamiento es una moderna construcción subterránea de cinco plantas, a los pies mismos del Big-Beng, dotado de circuitos cerrados de televisión y regularmente inspeccionado por la brigada antiterrorista. Sólo es usado por los diputados, el personal de los Comunes y periodistas acreditados. Su acceso es virtualmente imposible sin identificarse previamente ante el policía de la entrada. El hecho de que las medidas de seguridad se relajan los fines de semana es, de momento, la única hipótesis avanzada para explicar la posible colocación del artefacto dentro del recinto.

Está por ver en qué manera el asesinato, un hecho insólito desde los parámetros británicos, va a afectar al desarrollo y temática de la inminente campaña electoral -«ley y orden» es uno de los eslóganes de la señora Thatcher- e incluso a su desenlace. Pero, de momento, las medidas de seguridad en torno a los candidatos y sus respectivos estados mayores se verán multiplicadas. Parece, además, que Scotland Yard avisó al Gobierno hace dos días de que el IRA planeaba alguna acción espectacular contra algún miembro del Gobierno o diputado especialmente significativo, coincidiendo con las próximas elecciones generales.

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La víctima elegida cumplía todas las condiciones de publicidad requeridas. Airey Neave comparó, en junio pasado, una vuelta del laborismo al poder con el ascenso nazi en la Alemania de los años treinta. Era diputado conservador desde hacía veintiséis años y portavoz de la oposición para el Ulster a partir de 1975. Famoso en Gran Bretaña por haberse evadido de los nazis en 1942 y experto él mismo en el nazismo, era conocido por sus puntos de vista extraordinariamente derechistas, por su preferencia hacia una escalada militar en Irlanda del Norte y un acercamiento mayor a los políticos protestantes. Airey Neave era también la mano derecha de Margaret Thatcher y autor de la campaña política que la llevó en 1975 al liderazgo del partido.

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