_
_
_
_

Centenares de personas, afectadas por las demoras en los procesos matrimoniales

Con la promulgación de la Constitución, que prevé la unidad de jurisdicciones, los tribunales eclesiásticos han puesto de manifiesto su cariz abiertamente anticonstitucional. Además, los nuevos acuerdos España-Santa Sede, que zanjan definitivamente el Concordato de 1953, van a reducir su ámbito. De una vez por todas, parece que en fechas; venideras el enorme desfase que supone el juicio de derechos civiles de ciudadanos españoles con criterios canónicos -función de los tribunales eclesiásticos hasta ahora- va a desaparecer. Escribe, Rafael Fraguas.

Sin embargo, pese a todos estos datos y cuando la situación permitiría presagiar una mayor flexibilización de estos tribunales, centenares de matrimonios, con sus correspondientes familias, sufren los efectos de demoras prolongadas e irregularidades por parte, sobre todo, de tres de los ocho tribunales eclesiásticos de la archidiócesis de Madrid. Como quiera que cualquier matrimonio que desee separarse o conseguir la anulación tenía hasta ahora que acudir a los tribunales eclesiásticos a demandar su caso, lograr del tribunal la admisión de la demanda y su certificación posterior, para conseguir de los tribunales civiles la adopción de medidas provisionales de separación marital, sobre los hijos y su adscripción, el domicilio, las cuotas alimenticias, el régimen de visitas y las provisiones para litigar ante los tribunales, el poder real de los organismos judiciales eclesiásticos ha sido hasta ahora enorme y nadie que no los atravesara, -salvo contadísimas excepciones- conseguía anulaciones o separaciones plenas.

No hay estadísticas

Si bien las estadísticas no son válidas para averiguar el número de causas de separación o anulación tramitadas a diario en Madrid, ya que los tribunales eclesiásticos no publican sistemáticamente sus sentencias, se da como seguro que los tribunales madrileños tramitan a diario cuatro o cinco causas de este tipo y un número similar en Barcelona.No obstante, las situaciones son muy diferentes. Mientras en Barcelona se despachan generalmente con agilidad las causas en trámite, en Madrid se producen atascos ingentes que hasta el momento no encuentran una explicación válida. Es frecuente que los plazos para la resolución de una causa se multipliquen por diez en cada uno de los tres tribunales eclesiásticos madrileños. Estas demoras implican que los tribunales civiles no ejecuten las sentencias y los efectos que estos retrasos acarrean sobre las familias en trance de separación o anulación se vuelven dramáticos, al prolongarse la cohabitación entre esposos que mutuamente o de modo unilateral se acusan de malos tratos o sevicias y acusaciones de distintos tipos. Se han dado casos de matrimonios obligados a cohabitar durante meses después de abrir causas de separación, con el costo psíquico y emocional que todo ello arrastra para las familias.

Los tribunales eclesiásticos poseen un decanato de uno de ellos, que cumple una función intermediaria respecto al arzobispado, autoridad local máxima para esta competencia. Por encima de la autoridad archidiocesana se halla la Signatura Apostólica, en Roma. Las causas se asignan por reparto entre los ocho tribunales madrileños y es pensamiento común entre los matrimonios que cuando a una causa le corresponde los tribunales números 4, 5 ó 7, el proceso va para muy largo. Las apelaciones o recursos se realizan en alzada ante La Rota, lo mismo que las recusaciones, pero se han dado casos de jueces recusados por alguna de las partes que han seguido adoptando medidas sobre la parte recusadora. El silencio del arzobispado ante las recusaciones de alguno de estos jueces no ha sido explicado nunca y es casi seguro que quien inicia este trámite puede dar por perdida su causa.

En una ocasión, uno de los tribunales declaró en rebeldía a una mujer, madre de cinco hijos, que recusó al juez, y en otra, otro de los jueces, que emitió una sentencia contraria a la esposa de una personalidad muy destacada de la vida madrileña, tras recurso, tuvo que pagar él mismo las costas del juicio. El hecho no tiene precedente en estos tribunales.

Un abogado, suspendido

Estas situaciones han encontrado un nuevo punto de inflexión recientemente, cuando uno, de los abogados matrimonialistas que defiende causas en Madrid ha sido suspendido de sus funciones durante un año por decisión del vicario de la archidiócesis. En distintas entrevistas con el vicario, decenas de personas, fundamentalmente mujeres clientes del letrado, no recibieron una explicación solvente sobre la suspensión de su abogado. Todas las causas que defendía quedaron detenidas hasta que una decisión posterior del vicario permitió al letrado proseguir los procesos iniciados, si bien se le prohibía terminantemente adquirir la defensa en nuevas causas. Se da el caso de que el abogado suspendido ha sido uno de los más enconados críticos de las irregularidades observadas en estos tribunales y fue él, precisamente, quien ganó para su defendida la causa a la que nos referíamos anteriormente, en la que el juez tuvo que pagar las costas del juicio mencionado.Paralelamente a esto, existe una práctica mediante la cual se consigue una agilización acelerada de los procesos de nulidad o separación. Con un millón y medio de pesetas habitualmente cabe acudir a un tribunal católico radicado en el barrio neoyorquino de Brooklin, a cuya diócesis pertenece. En este tribunal -donde se comprueba el acuerdo de ambas partes, en este caso matrimonios, sobre la nulidad, así como el consenso sobre el reparto de bienes- se obtiene en un plazo relativamente corto, de unos tres meses, una anulación matrimonial que luego se ejecuta en España. Es decir, admite y ratifica lo establecido por un tribunal extranjero. A esta instancia suele acudir la gente que dispone de ese dinero e implica la domiciliación, casi siempre ficticia, del demandante en el municipio de Nueva York. Esta es una forma de obtener la separación o la anulación por el procedimiento denominado de mutuo consenso, ventaja debida a la aplicación generosa, o bien holgada, de la justicia eclesiástica sobre matrimonios. El nuevo vicario madrileño ha prohibido la ejecución de las nulidades procedentes del tribunal de Brooklin, pero hasta hace muy poco se conseguía que las sentencias fueran selladas rápidamente y ejecutadas, mediante la colocación encima del montón, de la nulidad conseguida.

Para el desarrollo agrícola africano

Mucho más anómalo aún resulta otro procedimiento, Profundamente injusto, mediante el cual se logran anulaciones. Consiste en establecer contacto con algún monseñor de color, de nacionalidad gabonesa o centroafricana habitualmente, que se suele hospedar en un hotel de cinco estrellas del principio del paseo de la Castellana. Con cierta periodicidad, uno de estos monseñores viene a Madrid y acoge unos centenares de causas de nulidad o separación, que estarán culminadas en seis meses. El precio varía entre el millón o el millón y medio por causa, y con este dinero, dicen, se compran jeeps para el desarrollo de la agricultura centroafricana. En este procedimiento no existe consenso alguno entre las partes y las más perjudicadas suelen ser las mujeres, dada su frecuente insolvencia económica. De la noche a la mañana, una mujer puede encontrarse prácticamente en la calle, si su esposo es lo suficientemente avisado como para utilizar este procedimiento.Por todos estos hechos, distintas organizaciones civiles, feministas y políticas, estudian estos días cómo abordar el tema de los tribunales eclesiásticos madrileños, su lentitud en la tramitación de causas y las irregularidades y anomalías descritas. Gran parte de los demandantes, sobre todo mujeres, denuncian repetidamente que el sorteo de las causas no suele ser tal, sino que la asignación se hace por otros procedimientos no aclarados. Para estas personas resulta con frecuencia inexplicable cómo el arzobispado de Madrid no toma medidas, ni siquiera abre una investigación sobre las demoras en la tramitación de causas, o mantiene silencio administrativo hasta que se agotan los plazos previstos, mientras el sustrato que soporta estas situaciones -familias deshechas- aguarda decisiones de los tribunales para organizar nuevamente sus vidas. La llegada de un nuevo vicario, delegado del arzobispado, hizo presagiar un cambio de rumbo y una mejora, pero una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo delegado ha sido la suspensión del letrado mencionado anteriormente.

Al fondo, el divorcio

Las organizaciones políticas mayoritarias se desenvuelven con sumo cuidado ante estas cuestiones, ya que ni izquierda ni derecha desean, en plena etapa electoral, enfrentarse a una animadversión por parte de las autoridades eclesiásticas. Las recientes tomas de postura de la Iglesia ya han costado un alto precio electoral a la izquierda, que aguarda el momento apropiado para plantear las razones y conseguir la fuerza necesarias para abordar el tema del divorcio. La ratificación de los acuerdos con la Santa Sede, por parte del nuevo Parlamento, se canta ya en los partidos mayoritarios pero, entre tanto, miles de personas, matrimonios, niños y familiares, esperan, desde hace años, soluciones de una autoridad que inexplicablemente ha guardado silencio, mientras otros, desde la sombra, azuzan tendenciosamente este conflicto, como si de una revuelta palaciega o convencional se tratase.Alguien ha dicho recientemente que la mejor garantía de que el divorcio vaya a admitirse rápidamente en España -también por la gran mayoría de los católicos- ha sido la vigencia omnímoda durante todos estos años de las prácticas usuales -y sus formas- de los tribunales eclesiásticos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_