La dispersión municipal contribuye a la miseria de los ayuntamientos
Sobre los 504.000 km2 de España hay más de 8.000 municipios. La cantidad, en este caso, no es síntoma de riqueza, sino un reflejo de la tremenda miseria en que vive la mayoría de esos ayuntamientos ineficaces, solitarios, sirviendo muchas veces a menos de quinientas personas. Municipios que se van vaciando porque carecen de orientación administrativa, de incentivos, de dinero. La fusión obligatoria de esos ayuntamientos dispersos es, para algunos partidos políticos, la única salida a este caos de, tintes medievales.
En el quinto día de la campaña electoral para las elecciones municipales emerge un aspecto de las mismas hasta el momento ignorado; esto es: la importancia que tienen de cara a la composición de las diputaciones y de los consejos y juntas preautonómicas encargadas de elaborar los estatutos de autonomía. En las municipales tienen puestos sus ojos los partidos nacionalistas que no han logrado escaños en las generales, como sucede en Galicia, y también los que, aun habiendo logrado escaño, como Euskadiko Ezkerra, esperan mejorar sus posiciones en virtud de la representación de las diputaciones en los órganos preautonómicos. Tarradellas, por ejemplo, confía en que los comicios de abril le regalen unas diputaciones de CCD que frenen el empuje de la izquierda por la vía parlamentaria.La dispersión municipal que padece España resulta perjudicial para una prestación de servicios al vecindario, objetivo fundamental de los propios municipios y lema de actuación futura de la mayoría de los candidatos que acuden a los comicios inmediatos. Un ejemplo práctico de la dispersión lo ofrecen dos provincias características, Burgos y Barcelona. Mientras en la primera se concentran -se dispersan, diríamos mejor- 384 municipios, en Barcelona ya sólo 304 entidades de igual categoría.La opinión sobre el carácter perjudicial de la atomización municipal en España es de Jesualdo Domínguez Alcahud, director en funciones del Instituto de Estudios de Administración Local, que ha hecho unas declaraciones a EL PAIS. Comparten su tesis todos los partidos mayoritarios.
Según datos cerrados el 3 1 de diciembre de 1976, dice el señor Domínguez Alcahud, existen en España 8.123 municipios, de los cuales 7.053 eran en aquella época de menos de 5.000 habitantes; 353 estaban comprendidos entre los 5.000 y los 8.000 habitantes; 677 tenían más de 8.000 habitantes y sólo 48 municipios contaban con una población superior a los 100.000 habitantes. En éstos, precisamente, se concentra casi el 40 % de la población total española. Para el señor Domínguez Alcahud, «ello supone una distribución claramente desproporcionada de la población dentro del territorio del Estado». Un aspecto anecdótico de esta dispersión lo da, según el coordinador municipal del PSOE, Luis Fajardo, quien declaró a este periódico que el Ministerio del Interior no ha llegado aún a configurar un adecuado y completo mapa municipal de España.
Por su parte, el director en funciones del Instituto de Estudios de Administración Local dice que «la situación de la dispersión municipal se agrava teniendo en cuenta que de las cifras de municipios que han quedado indicadas, más de 3.200 no exceden de quinientos habitantes. Son comunidades vecinales en las que la falta de recursos hace muy difícil, y a veces imposible, que puedan llegar a prestarse los servicios mínimos a cargo de los municipios». Opinión similar mantiene sobre el mismo tema Carlos Alonso Zaldívar, portavoz municipal del PCE: «La dispersión coloca a un alto número de municipios en situación insuperable de carencia de servicios, carencia que se podría resolver por la vía de las mancomunidades y otras formas de asociación, para resolver problemas sanitarios, de enseñanza, etcétera. Para nosotros sería un paso positivo la reorganización comarcal del país. Las comarcas podrían ser más eficaces y además responderían a una realidad histórica, cultural y geográfica.» Para los socialistas, «la única forma de acabar con la dispersión, que anula la eficacia de las corporaciones, es agrupando a los municipios pequeños y limítrofes, con lo cual se acabaría con la mitad de los municipios en los que viven menos de quinientos habitantes. Esta fusión debería ser obligatoria y ha de plantearse a largo plazo, mediante la ley de Régimen Local futura». La fusión obligatoria permitiría, dijo un portavoz municipal del PSOE, que se acabara con la in existencia de recursos para afrontar servicios, municipales básicos.
El vicio francés
La dispersión municipal podría ser calificada como el vicio francés. En efecto, es Francia la maestra europea en la dispersión de los ayuntamientos. Según datos de 1975, Francia tenía entonces 36.39 4 municipios, de los cuales 22.731 tenían menos de quinientos habitantes, y sólo 39 albergaban a más de 100.000. «La situación -señala el señor Domínguez Alcahud- es análoga a la existente en España y debe constituir una de las preocupaciones del Gobierno francés, si bien la circunstancia de que en Francia la mayor parte de los servicios se presten por el departamento, suaviza la cuestión.»
Como es lógico, dice el director accidental del Instituto de Estudios de Administración Local, «el número de municipios hay que ponerlo en relación con las respectivas extensiones territoriales de cada país». En cualquier caso, el señor Domínguez Alcahud encuentra en Europa «una progresiva tendencia a disminuir el número de municipios. Esa tendencia se advierte en el recuadro adjunto.
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