Municipal y espeso
El spleen de Madrid es hoy municipal y espeso. No se habla más que de las municipales. Uno no ha conseguido crear escuela (salvo cuatro aplicados de la letra que nunca cogerán bien la música), pero uno ha conseguido -lo que es más importante-, en lugar de unos cuantos seguidores en el oficio (que siempre acaban asesinando al padre putativo y freudiano), unas cuantas seguidoras.No porque me sigan ni me imiten, sino que Carmen Rigalt, Pilar Trenas, Marisa Ares y así, son tiernas periodistas que me llaman tal cual mañana, y entonces ya escribo todo'el día a la sombra de las columnistas en fleur. Ayer fue Pilar Trenas:
-Que me digas algo de las municipales, tío.
Con Pilar he mantenido una entrevista correcta y bien, por teléfono, que aquí cada uno tiene que ganarse su pan y el de sus hijos. Ustedes me dirán que Pilar no tiene hijos. No será porque no esté dotada para ayudarles a subsistir. Yo la elegiría como busto emblemático del Año Internacional del Niño. ¿Qué más se puede hacer por un niño que enchufarle a una señora así?
Con Pilar he tenido, off the eso, otra entrevista que me queda a mí como menos municipal y espesa, y que no sé si es hacer campaña por alguien, pero no soy sospechoso de ambición municipal. A lo más, y como bien sabe mi querida Carmen Díez de Rivera, aspiro a que Tierno, si sale, me convierta en fuente pública. Uno lleva dentro una Mariblanca madriles, tapada con la bufanda.
-¿Es necesario que el alcalde de Madrid tenga una ideología determinada?- salta Pilarita.
-Es necesario que la tenga el alcalde y que la tenga el barrendero. Sin una concepción del mundo no se puede ni manejar una escoba, Pilar. Esto de concepción del mundo se dice con una palabra muy bonita en alemán. Pregúntale a Jesús Aguirre, que se la sabe.
Ceno en Liria con Tierno y con los duques:
-El conocimiento no nace de la sospecha, querido Umbral, sino de la curiosidad y del amor- me dice el uvepé.
Tierno siente curiosidad y amor por Madrid. Los alcaldes a mano nunca pasaron de sospechar Madrid o sospechar de Madrid. Es toda la diferencia. Ceno en la cocina de un chalet de Majadahonda con Ramón Tamames:
-Hago arrancar mi campaña con firmes ataques a Alvarez.
Carmen Tamames, la mujer más espectacular del curocomunismo, aunque no sé si es comunista (ella ,dice o decía que no), ha traído unos zapatos blancos que son rabia y perplejidad del personal femenino. Un bello poema retro escrito con los pies.
Y la incesante Pilar:
-¿Entre Tamames y Tierno?
-Me dejas perplejo, amore.
Tierno es el ciudadano por encima de toda sospecha, el modelo cívico (aunque en una cena elegante del sábado asistí a una mala e innecesaria parodia de nuestro intelectual, entre juego y juego de prendas), el hombre-rotonda, que vive ya realquilado en su propio monumento. Exactamente, el alcalde que puede dar a los madrileños una concepción del mundo, un ser-en-sí-para-sí, y no un ser para Banús.
Ramón Tamames es puro grease eurocomunista, un técnico rodeado de técnicos, un experto rodeado de expertos, un socialismo joven que sabe de cuentas.
-Podían ser el alcalde y la alcaldesa, Pilar. Entre los dos se lo iban a montar muy bien. Lástima que no se lleven nada. Pero es la tradición de la izquierda, ya sabes, aquí como en todas partes: abrirse en dos, como el mar Rojo, para que por el medio pasen los israelitas de Alvarez/Alvarez.
-Problemas concretos de Madrid.
-Madrid; después del estilo herreriano, ha inventado la chabola, que también es herreriana a su manera. Toda una creación arquitectónica. Entre El Escorial y la chabola de Entrevías está Torres Blancas, que Carmen Rigalt cree que son unas torres de Fisac, pero no. Bueno, pues hay que llegar a la síntesis Escorial/ chabola para alicatar un poco el alma del lumpem. Y para que el rico no viva siempre como un realquilado de Felipe II. Que aguantar a aquel señor vestido de tintero, también es una cruz.
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