La industria alimentaria, eje de la política agraria
Doctor ingeniero agrónomoLas influencias recíprocas que existen entre las actividades económicas de producción agraria. industrialización y comercialización de productos agroalimentarios, son tan intensas y crean relaciones de interdependencia recíproca tan profundas, que se hace indispensable tratarlas como un conjunto, que constituye el sistema agroalimentario.
El sistema agroalimentario tiene como, finalidad la alimentación de la especie humana y de la ganadería. Sólo por ello su importancia es tan decisiva, que debe considerarse como trascendental en el conjunto deactividades realizadas por el hombre, puesto que el alimento es la única fuente de energía absolutamente indispensable para la vida. El sistema agroalimentario es por tanto, el primero y fundamental factor de la economía nacional de cualquier país.
Las principales características definidoras del sistema agroalimentario son, en primer lugar, su inigualable importancia estratégica, al garantiza a la población los suministros indispensables de alimentos en casos de extrema gravedad; la gran complejidad y diversidad de los elementos que le integran, y finalmente, en el caso de España, por ser objeto de múltiples y en ocasiones disparatadas competencias administrativas entre distintos departamentos del Gobierno, lo que hace que su situación sea frecuentemente irracional.
El sistema presenta en sí unas garantías de continuidad y permanencia que no pueden atribuirse a cualquier otra actividad económica desarrollada por el hombre. Efectivamente, el sistema agroalimentario recibe casi exclusivamente de la agricultura las materias primas que necesita, y como ésta es la única fuente productora de las mismas y prácticamente inagotable al serlo el suelo y la atmósfera, puede decirse que asegura indefinidamente la permanencia del ser humano sobre el Planeta. Frente a este sencillo hecho, no siempre valorado en su real importancia, cabe señalar el progresivo y fatal agotamiento de la mayor parte de las fuentes de materias primas para la industria, cuya renovación es imposible.
La política agroalimentária debe orientarse al logro de las siguientes finalidades básicas:
a) Acrecentar la cantidad y calidad de los productos alimenticios disponibles.
b) Hacer asequible la alimentación a todos los ciudadanos especialmente a aquéllos que disponen de menores medios económicos.
c) Asegurar al agricultor rentas remuneradoras por su trabajo.
d) Asegurar al industrial un beneficio mínimo satisfactorio, para la continuidad en su actividad.
e) Producir excedentes para la exportación y estar así en condiciones de colaborar a la extinción del hambre en el mundo.
Por otra parte, y teniendo en cuenta que en la actualidad, más del 70% de la producción agraria se destina exclusivamente a materias primas para la industria agroalimentaria. y que en el futuro la totalidad de los productos agrarios alimentarios serán consumidos, industrializados en una u otra forma, la política agraria sólo podrá hacerse a través de la industria agroalimentaria, que será el instrumento decisivo y fundamental para la ejecución de dicha política.
Los aspectos principales que tradicionalmente definen un programa de política agraria, afectan a los puntos siguientes: política de precios, política de estructúras, política de rentas, política financiera agraria, equilibrio de balanza comercial agraria, ordenación de producciones agrarias, política exterior agraria y, finalmente, representatividad del sector productor agrario.
A continuación se tratará de poner de manifiesto en líneas generales cómo la industria agroalimeritaria puede cumplir, en gran parte, la mayoría de los anteriores objetivos.
En primer término debe señalarse que la preeminencia de la industria agroalimentaria ha sido lograda por la misma, mediante las siguientes características propias:
1. Es necesaria e indispensable en la vida moderna, debido a las nuevas costumbres en alimentación, que sólo ella puede satisfacer (alimentos preparados, enriquecidos, conservas, etcétera).
2. Constituye el primer cliente de la agricultura y recíprocamente, depende decisivamente de ésta.
3. Es el único medio para almacenar productos alimentarios, al transformarlos en no perecederos o conservarlos mediante técnicas adecuadas. resolviendo así los problemas de carestía y escasez de alimentos. dando salida a excedentes y, en definitiva, requlando eficazmente los mercados.
4. Exige una inversión reducida por puesto de trabajo, en relación con otras actividades industriales no agrarias, lo que unido a no necesitar una industria básica previa. generalmente muy costosa. la convierte en un instrumento ideal para conseguir el despegue economico de los países en vías de desarrollo, así como también para la corrección de zonas deprimidas.
5. Las características anteriores constituyen un estímulo para la participación de los agricultores en la industria agroalimentaria, en forma de entidades asociativas y también estrechando las relaciones contractuales entre agricultores e industriales.
6. Por el contrario, presenta lleneralmente problemas de financiación, por tratarse en general las industrias agroalimentarias de empresas pequeñas y medias.
Como resultado de todo lo anteriormente expuesto, se pone de manifiesto la acción de la industria agroalimentaria en la política agraria, en la forma siguiente:
A) En la política de precios agrarios, por sus excelentes condiciones para almacenar productos agrarios una vez industrializados, estabilizando precios, dando salida a excedentes, y fijando los precios de los productos a los agricultores, mediante con tratos de suministro de materias primas agrícolas y participación de los propios agricultores en las industrias agroalimentarias.
B) Respecto a la política de estructuras, favorece la creación de agrupaciones de agricultores para participar en la instalación de industrias agroalimentarias e incluso para suministrar materias primas agrarias a industrias ya existentes, todo lo cual contribuye a mejorar la estructura productiva agraria.
Por otra parte, la seguridad que proporciona al agricultor el poder disponer de un contrato, que con un año de antelación le garantiza la cantidad de producto a obtener y el precio a conseguir por el mismo, le permite equipar mejor su explotación agraria y mejorar su capacidad productiva.
C) En lo que afecta a la política de rentas la misma circuristancia de estabilización de precio al productor que consigue el contrato con la industria, permite a aquel obtener una rentabilidad segura de su explotación agraria. Por otro lado, la industrialización agraria origina la creación de puestos de trabajo
D) El equilibrio de la Balanza Comercial Agraria se tiende a conseguir, sustancialmente, mediante la acción de las industrias agroalimentarias de fuerte capacidad exportadora, de manipulación y conservación frigorífica y transformación.
E) En lo que respecta a la Ordenación de Producciones Agrarias, es evidente que sólo a través de la industria agraria que es la solicitante de los productos agrarios, como intérprete de la demanda final puede establecerse la clase, cantidad y localización productiva de las producciones.
El estímulo o fomento a la instalación de industrias agroalimentarias, debe establecerse sobre una base inicial de acomodación de las competencias administrativas interministeriales, de forma que se garantice la indispensable unidad de decisión de este tema, del que depende todo el sector agrario. Asimismo deben simplificarse, mediante refundición, supresión o establecimiento de nuevos auxilios, las actuales líneas de ayuda existentes, orientándolas en el seno de una política general agraria. La intensificación de la participación de las corporaciones locales, corno facilitadoras de terrenos de uso industrial e infraestructuras, parece un medio de fomento deseable.
Finalmente, el establecimiento de un control riguroso de calidad de productos industrializados, el fomento de la implantación de servicios comunes para las pequenas y medianas empresas industriales, la elaboración de una política de «stocks» de productos terminados, la creación de oficinas de información de precios y mercados, y otros aspectos que la limitada extensión del espacio disponible no permite enumerar, constituyen otras facetas de una política de fomento industrial deseable.
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