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Secuestrado y liberado el hijo de un industrial de Bilbao

Un joven de veintiún años, hijo de un industrial bilbaíno, fue temporalmente secuestrado ayer en la localidad vizcaina de Algorta por un comando armado compuesto por cinco personas encapuchadas. El secuestrado, Fernando Picó, estudiante de Ciencias Empresariales, fue liberado dos horas después, tras haber entregado su padre la cantidad de 2.700.000 pesetas, exigida como rescate por los secuestradores.Poco antes de las ocho de la mañana, los encapuchados se presentaron en el domicilio de Carmelo Picó, propietario de una empresa constructora y socio de la fábrica Magefesa, de la que es director su hermano, Víctor Picó, vicepresidente de la central patronal CEOE. Los asaltantes exigieron la entrega inmediata, en concepto de impuesto revolucionario, de diez millones de pesetas. Ante la imposibilidad de conseguir esa cantidad en el plazo exigido, los secuestradores accedieron a rebajar la cifra. Para favorecer la consecución del dinero en el plazo fijado, los secuestradores accedieron también a dejar en libertad al señor Picó, a, quien en principio amenazaron con secuestrar, y se llevaron en su lugar y en calidad de rehén al hijo del industrial.

Mientras el padre recorría diversas entidades bancarias, hasta juntar la cifra convenida, el joven secuestrado era conducido en un automóvil de la familia a la zona de Punta Galea, situada justo encima de la playa de Arrigunaga, en Algorta, lugar fijado para la entrega del rescate.

Realizada esta operación, según lo convenido, a las diez de la mañana, el secuestrado fue liberado unos minutos más tarde.

Desde primera hora de la mañana se instalaron en las carreteras próximas a Algorta y en las entradas a Bilbao numerosos controles policiales. Un peaton resultó atropellado poco antes de las once de la mañana por un vehículo policial que se dirigía a gran velocidad y con la sirena y luces dadas hacia uno de dichos controles, instalado en el alto de Enecuri. El herido, Santiago Acebal, fue conducido por el propio coche de la policía al hospital Civil de Bilbao, donde su estado fue calificado de grave.

En enero de 1977, Gonzalo Santos, empleado del departamento de seguridad e higiene de Magefesa y guardaespaldas de Víctor Picó, fue tiroteado en Las Arenas cuando esperaba el autobús para ir al trabajo. ETA reivindicó el atentado y le acusó de confidente.

Por aquel entonces se publicó que, al parecer, el señor Santos había sido liberado de ETA desde fines de 1967 hasta 1969 y que la organización te acusaba de haber denunciado varias acciones de la misma a la policía española. En su pueblo natal, Villafranca de Ordizia, Gonzalo Santos estaba considerado como de extrema derecha y le habían llegado a identificar en una foto publicada por la revista Mundo en la que aparecia junto a Gorka, un infiltrado en ETA cuya denuncia impidió la primera fuga de la cárcel de Segovia y propició las redadas de Barcelona y Madrid, donde fueron detenios los etarras Wilson y Ezkerra.

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