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El Gobierno laborista británico busca una fórmula milagrosa para sobrevivir

Desarbolado por los resultados de los referéndums autonomistas de Escocia y Gales, el Gobierno laborista británico intenta ganar tiempo mientras negocia contra el reloj y a puerta cerrada la fórmula milagrosa que le permita sobrevivir en el Parlamento.Un comunicado emitido ayer por la líder de la oposición Margaret Thatcher, tras una reunión plenaria de su «gabinete fantasma», emplaza al primer ministro para que deje sin efecto las leyes de devolución escocesa y galesa.

Desde la derrota de sus propuestas autonomistas, el señor James Callaghan guarda un absoluto silencio sobre sus intenciones inmediatas. El señor Callaghan está emparedado entre la presión de los diputados nacionalistas escoceses para que se lleve adelante el proyecto de asamblea legislativa en Edimburgo y la enérgica demanda conservadora, que comparten muchos diputados laboristas, para que la legislación autonómica se dé por muerta.

Las posibilidades de que el primer ministro se decida por intentar sacar adelante en el Parlamento la ley de Escocia son escasas. No sólo en el referéndum no se alcanzó el 40% afimativo requerido, sino que un convencido sector del partido gobernante amenaza con sumar su voto al conservador en caso de que el señor Callaghan intente por la fuerza complacer a los autonomistas escoceses.

Así las cosas, el premier sólo parece tener dos caminos abiertos, ambos estrechos y precarios. El primero, negociar con la oposición conservadora y con el resto de los partidos minoritarios posibles cambios en la ley escocesa que la hagan asimilable por el Parlamento.

La otra dirección en que podría moverse el señor Callaghan, y que ayer se consideraba más probable en círculos políticos, es la de zanjar el tema autonomista mediante un voto libre en el Parlamento sobre la revocación de las leves de Escocia y Gales, en base a que no han obtenido el 40% estatutario para su puesta en práctica. Esta decisión enajenaría el apoyo de los once diputados del SNP -que han dado al señor Callaghan quince días para elegir entre asamblea en Edimburgo o elecciones generales-, pero quizá le permitiría sobrevivir con el apoyo de los ocho protestantes del Ulster. Aceptada esta hipótesis, el primer ministro habría tocado el fondo de sus posibilidades y su mantenimiento en el poder dependería ya de la explotación cotidiana del nulo entusiasmo que por acudir a las urnas sienten todos los partidos. excepto el conservador.

Retirarán los proyectos de autonomía

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El Gobierno laborista presentará próximamente al Parlamento unas resoluciones anulando los proyectos de autonomía para Escocia y Gales, anunció ayer en la Cámara de los Comunes el primer ministro, James Callaghan. El resultado escocés puso al primer ministro en una situación comprometida. Cuarenta diputados laboristas ingleses señalaron que votarían en contra si el Gobierno se proponía seguir adelante. Callaghan, que gobierna con una minoría de dieciocho escaños, y depende de la colaboración de los nacionalistas, dijo que «la Cámara debería tener buen cuidado de no ofender al millón y cuarto de escoceses, una mayoría, que votaron a favor de la autonomía».

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