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La situación puede favorecer la solución a la crisis italiana

Juan Arias

El agravamiento de la situación internacional con el conflicto del sureste asiático podría ayudar al líder republicano Ugo La Malfa en su intento de crear el primer Gobierno «no democristiano» de la historia de la posguerra italiana. Por ahora, La Malfa se ha mostrado más bien prudente y cauto, después de los encuentros mantenidos con los cinco partidos de la anterior mayoría de Gobierno, es decir, democristianos, comunistas, socialistas, socialdemócratas y republicanos, de cuyo partido él es el presidente y líder carismático indiscutible.

La reacción más dura ha procedido de los democristianos, que temen las repercusiones que podría tener en la base del partido la posibilidad de un primer Gobierno no pilotado por ellos, después de cuarenta años. ¿Qué sucedería -se preguntan algunos de sus dirigentes- si fuésemos a las elecciones con un Gobierno «laico»?Los más flexibles en las primeras conversaciones con el presidente designado del Consejo de Ministros han sido los comunistas, quienes se encuentran ante cierta dificultad. Saben que con La Malfa no podrán entrar en el Gobierno. El PCI había dicho categóricamente, después de haber provocado la crisis, que o entraba en el Gobierno o no apoyaría ningún otro Gobierno, prefiriendo volver a la oposición. Pero, al mismo tiempo, han sido los comunistas quienes hicieron la propuesta de un jefe de Gobierno «no democristiano». ¿Qué diría la base comunista si el partido, por intransigencia, hiciese abortar el hecho sin precedentes de dotar a Italia de un Gobierno «no democristiano»?

Por eso se afirma en los pasillos de las oficinas centrales del PCI que una parte de los dirigentes estarían dispuestos a apoyar un Gobierno La Malfa con democristianos, socialistas, republicanos y socialdemócratas.

No será de centro-izquierda

No se podría decir que este Gobierno sería un nuevo «centro-izquierda», porque en la mayoría estarían también los comunistas y porque el presidente sería un «laico». Se trataría, como ya había señalado EL PAIS, de una «izquierda-centro», es decir, una de esas fórmulas mágicas típicas de los italianos para superar las dificultades en los momentos difíciles. Lo cual de mostraría que la capacidad de imaginación para inventar estas fórmulas no era una exclusiva de Aldo Moro, sino más bien típicamente «italiaría».

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Por otro lado, los comunistas temen que los socialistas, que tienen verdadero pánico a unas elecciones anticipadas, puedan apoyar un Gobierno La Malfa sin los comunistas, llevándose el mérito ante el país de haber sido capaces de «destronar» al imperio democristiano. De este modo, los comunistas habrían abierto la crisis y el mérito seria para los socialistas.

Los comunistas, que temen una decisión positiva de los socialistas, han indicado ya que, en el fondo, el programa económico de La Malfa, de gran rigor y «austeridad», no está en desacuerdo con las líneas principales de la política comunista.

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