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Cuatro personas muertas en el incendio de la discoteca Charada

Cuatro personas murieron abrasadas ayer por la noche en el incendio registrado en la discoteca Charada, situada en la confluencia de la calle de La Bola, con la de Torrijos, en pleno centro de Madrid. Once personas más resultaron heridas. El incendio comenzó a las diez de la noche, aproximadamente, y los bomberos consiguieron sofocarlo pocos minutos después de llegar al lugar.Ismael Garrido fue reconocido anoche, aunque no oficialmente, como uno de los fallecidos. Las otras tres personas no pudieron ser identificadas, debido a que sus cuerpos se hallaban profundamente quemados y desfigurados. Dos de las víctimas son chicas jóvenes, trasladadas al depósito judicial. En el momento de ser rescatados sus cuerpos no llevaban ningún tipo de documentación. Otro de los cadáveres, también sin identificar, llevaba un anillo de casado en una mano, aunque sin inscripción alguna. Para conocer la identidad de estas tres víctimas habrá que esperar el examen de las huellas necrodactilares.

Entre las once personas heridas de diversa gravedad, hospitalizadas en tres centros distintos (La Paz, Hospital Clínico y Francisco Franco), han podido ser identificadas Ana María González Giménez, Pilar González López y Natividad Rojo. También un policía fue hospitalizado con síntomas de asfixia.

Según el relato de testigos presenciales, hacia las diez de la noche se oyó una gran explosión desde la calle, aunque al parecer no fue escuchada en el interior de la discoteca, y poco después salieron corriendo entre treinta y cuarenta jóvenes por la puerta del local, que despedía gran cantidad de humo. El fuego, al parecer, se inició en el techo enmoquetado y rápidamente se extendió a las paredes y el suelo, también enmoquetados, así como al mobiliario.

El humo lo llenaba todo

El origen del incendio no pudo ser localizado por los bomberos a la hora de redactar esta información. En cuanto se tuvo noticia del suceso, acudieron a la discoteca varias ambulancias y cuatro coches de bomberos. Dentro de la sala, según el relato de los testigos, había cuarenta personas. Prácticamente nadie se dio cuenta del incendio hasta que un humo espeso se esparció por todo el local. Las llamas se propagaban rápidamente y la mayoría de los jóvenes corrieron hacia la puerta. Algunos de ellos intentaron volver por sus prendas de abrigo hasta sus asientos, pero desistieron dada la velocidad con que se propagaba el fuego. Uno de los jóvenes, Manuel Sanz, volvió al interior para auxiliar a una amiga y sufrió quemaduras en las manos, mientras otras personas salían con quemaduras de distinta consideración y síntomas de asfixia.

Tanto el gobernador civil de Madrid, señor Rosón, como el alcalde, señor Huete, y el delegado de Seguridad, señor Estrada, se personaron en el lugar del suceso para interesarse por la marcha de las tareas de rescate. Las causas del incencio, según el señor Estrada, parecen ser fortuitas. El juez de guardia ordenó el cierre del local, porque existía peligro de derrumbamiento.

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