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Pudo existir una conspiración político- policial en el caso Moro

Una bomba periodística lanzada en plena crisis gubernamental reabrió ayer en Italia sensacionalmente el caso Aldo Moro. La revista L'Espresso reveló que dos miembros del Parlamento italiano, una persona ligada al Vaticano y los carabineros organizaron y dirigieron el secuestro y posterior muerte del dirigente democratacristiano Aldo Moro, asesinado el 9 de mayo de 1978 por las Brigadas Rojas. La revelación de la revista ha desatado ya una tormenta política en Italia, sobre todo después de que el juez instructor del caso Moro afirmara ayer ante la prensa que «al menos una parte de lo escrito por la revista corresponde a la verdad».

También el Parlamento reaccionó ayer con premura a las revelaciones periodísticas, posteriores declaraciones del juez instructor. El próximo viernes, el legislativo italiano dedicará toda la sesión a estudiar la veracidad de las acusaciones lanzadas por la revista.Ayer, y como consecuencia del artículo, fue detenido por la policía el responsable del programa italiano de Radio Montecarlo, Ernesto Viglione, que, según la versión periodística, fue el contacto entre un miembro de las Brigadas Rojas y el senador democratacristiano Vittorio Cervone, a quien el partido encargó posteriormente una investigación interna sobre el caso. Al parecer, su detención se debe a su negativa a facilitar el nombre del presunto miembro del grupo terrorista italiano.

Los secuestradores, posibles policías

Según la tesis central del artículo periodístico, existen altas e importantes personalidades políticas y de la Administración italiana detrás de las Brigadas Rojas. Así, los secuestradores de Aldo Moro no fueron brigadistas, sino miembros de la policía italiana que llegaron a matar en escena a la escolta del líder democratacristiano para evitar ser reconocidos.

En esencia, las revelaciones realizadas por la revista fueron los mismos hechos que el senador Cervone pudo obtener de una entrevista, celebrada el 31 de julio de 1978, con el misterioso miembro de las Brigadas Rojas. En esta reunión, este terrorista le informó que existían dos tendencias dentro de la organización: una que quiso liberar a Moro y otra, que manda, que le asesinó.

Según el brigadista, Cervone no podía fiarse de su propio partido, ni de la Magistratura, ni de la propia policía si pretendía contar estos hechos. Por el contrario, Cervone informó a Benito Zaccagnini, secretario general de la DC, que finalmente decidió actuar por el lado político y, a través del Gobierno, emprender una serie de sustituciones en los mandos policiales y en los encargados del caso Moro.

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