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Bélgica presenta como "cooperación militar" el envío de paracaidistas a Zaire

Un contingente de 250 paracaidistas belgas saldrán el lunes, en aviones C-130, hacia la base militar de Kitona, en el Zaire, confirmó ayer un portavoz del Ministerio belga de Defensa. Después de los rumores circulantes en la tarde del martes a propósito de incidentes en Kinshasa, capital del Zaire, la situación parece clarificarse ante la multitud de desmentidos de todos los orígenes.

Según las autoridades belgas se trata de una simple operación de «cooperación militar». Según el presidente Mobutu, de una «exageración de los medios de información occidentales», que aprovechan cualquier pretexto para atacar al Zaire. Según los medios de oposición al régimen del general Mobutu, nada permite confirmar que existan incidentes graves en las cercanías de Kinshasa, dijo en Bruselas Aime Betu, secretario general del Partido Socialista zaireño en el exilio.«En vez de enviarles a Escocia nuestros militares irán al Zaire», declaró Paul Vanden Boeynants, primer ministro belga, para quitar importancia a la salida el lunes próximo del grupo de comandos belgas hacia Kitona.

Lo cierto es que, probablemente, los militares belgas tendrán más trabajo en el Zaire que en Escocia. No es ningún secreto que, desde hace dos años, la situación del Gobierno del presidente Mobutu Sese Seko, no sale de apuros. Después de los primeros incidentes, en la primavera de 1977, en la provincia de Shaba (ex Katanga), Mobutu no logra controlar completamente la situación, según opiniones de medios diplomáticos y económicos occidentales.

La denominada segunda «guerra de Shaba», a mediados del pasado año, fue ganada por Mobutu gracias al envío importante de paracaidistas franceses, belgas y tropas marroquíes.

Al margen de los sobresaltos armados de estos últimos años en el Zaire, lo cierto es que la realidad económica no deja de agravarse. El programa de ayuda masiva que deban coordinar las principales potencias industrializadas del bloque occidental, con Estados Unidos en la cabeza, no se traduce en realidades.

El envío de 250 paracaidistas podría tener como telón de fondo la misión de dar un ambiente de seguridad a los 9.000 belgas que residen en Kinshasa.

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