Ambiente de campaña electoral
El ambiente de la víspera del comienzo de la campaña electoral estuvo presente ayer en todo momento en la sesión que celebró la Diputación Permanente del Congreso. Desde el fácil consenso de todos los grupos para que estuviera presente la prensa, hasta los ataques calculados entre los diferentes partidos, predominó el clima electoral. En un rasgo de espontaneidad, Manuel Fraga, tras aludir a la posibilidad de cambio de Gobierno, añadió: «¡Ojalá nos cayera esa breva! »Durante el debate del primero de los decretos-ley, José Pedro Pérez Llocar destacó la problemática que se plantea a las Fuerzas Armadas con la derogación de la disposición que prorroga la actuación de la Junta Central de Acuartelamiento. Res, non verba (hechos, no palabras), dijo. Y el vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril, más directo y en castellano, obsequió a Enrique Múgica con el refrán: «Obras son amores y no buenas razones».
El señor Abril dijo más tarde que el Gobierno solucionará, en todo caso, la situación planteada -«al Gobierno no se le para la Junta Central de Acuartelamiento »- y seguirá gobernando «en funciones hasta el 1 de marzo, y en plenitud de funciones desde esa fecha». Manuel Fraga aprovechó estas expresiones triunfalistas, para calificar el actual Gobierno de «absoluto y no constitucional ».
Los escrúpulos manifestados por Gregorio Peces-Barba sobre la forma de aprobación del decreto-ley antiterrorista por el Consejo de Ministros dieron pie a Fernando Abril para decir a los socialistas «que se cuiden ellos de cumplir sus propios estatutos, como nosotros las normas de funcionamiento del Gobierno». Acusó también a Peces-Barba de intentar una maniobra para no entrar en el fondo del decreto-ley. Peces-Barba protestó por esta desconsideración y contestó que su partido se limitaba a defender la legalidad constitucional y no quería entrar en detalles sobre el Gobierno, como la utilización de dos aviones Mystere para un mismo viaje de los ministros Oreja y Calvo Sotelo a Bruselas...
La fácil presencia de la prensa, a la que en la anterior sesión de la Diputación Permanente del Congreso se opuso UCD, fue denunciada, especialmente por los socialistas, como una operación para obligar a los partidos a aparentar que se pronuncian sobre el terrorismo de modo contrario a los deseos del electorado.
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