El Gobierno portugués, en dificultades
, El debate parlamentario sobre el Presupuesto del Estado para 1978 se convertirá en una prueba decisiva para el futuro del actual Gobierno portugués, presidido por el «independiente, Carlos Alberto Mota Pinto. Las últimas medidas económicas anunciadas, o que están en preparación están generando un descontento que hace difícil la actitud contemporizadora de los grandes partidos, el Socialista fundamentalmente, a menos de un año de las elecciones municipales previstas para fines de 1979.El Gobierno acaba de anunciar que el «techo» autorizado para los aumentos de salarios en 1979 será el 18 % (contra el 20% del año pasado), mientras se anuncia una auténtica avalancha de subidas de precios que resta credibilidad a las afirmaciones del Gobierno, según las cuales la inflación será contenida en cuatro o cinco puntos por debajo del nivel de 1978 (22 %). El Gobierno confirma, por otro lado, una próxima subida de los precios de los transportes y de la gasolina, se afirma ya que los productos de primera necesidad incluidos en el «cesto de la compra» registrarán próximamente un aumento del 20 % al 25 %; además, está en preparación un decreto que «descongela» los alquileres de las casas.
Esta política económica de austeridad está suscitando reacciones que sobrepasan los partidos de izquierda y los sindicatos. La más severa crítica a la política del Gobierno en la materia ha sido formulada por el «Iíder» del ala izquierda del Partido Social Demócrata, Sousa Franco, quien reprocha a Mota Pinto por «hacer suyas las tesis más injustas del capitalismo» y de tratar a los trabajadores, al sector público «como enemigos», sin tener en cuenta las pruebas de moderación demostradas por la clase obrera portuguesa.
Por otro lado, en el seno del Gobierno no hay unanimidad sobre esta política, según afirman los conservadores, y al margen de las contradicciones públicas entre declaraciones del primer ministro y del «superministro» de Finanzas y Planificación estarían multiplicándose los desacuerdos, según los mismos círculos, entre una línea dura, encabezada por el primer ministro y su ministro de Información, Proenga de Carvalho, y el equipo heredado del efímero Gobierno Nobre da Costa, a la cabeza del cual estaría Jacinto Nunes, el «superministro económico».
Puede tener también valor sintomático el hecho de que el Partido Social Demócrata haya decidido juntar su voz a la contestación lanzada por socialistas y comunistas hacia la política llevada por el ministro de Información, Proença de Carvalho.
A pesar de todo, Mota Pinto sigue apostando por la hipótesis de que los socialistas no abrirán una crisis.
Es todavía prematuro hablar sobre la eventualidad de un acuerdo de gobierno PS-PSD, que alteraría completamente el panorama político portugués al hacer, por fin, posible un Gobierno de «gran mayoría», pero tampoco se la puede excluir totalmente. Prueba de ello es que el partido de Centro Democrático y Social ha hecho ya saber que se opondría a una coalición PS-PSI).
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