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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Mujercitas

No pude ir al ingreso de Carmen Conde en la Academia, porque la alud (la mala salud, la falta de salud) me tiene repartido, fragmentado por consultas médicas, analistas, lechos revueltos y poblados de libros, afueras de Madrid y farmacias de guardia.Pero creo que la Academia, con tener fama de carrozona, ha hecho justicia a las mujercitas de la señora Alcott e incluso se, ha anticipado a las reivindicaciones políticas de los partidos, que son genésicamente machistas, según queja de las militantes. Están por ejemplo las de la ORT:

- Somos 107 candidatas para las próximas elecciones. La ORT es el partido que mayor número de mujeres presenta en sus candidaturas.

Ahí están Paca Sauquillo y Paloma González Setién. Francisca lo mismo echa fuera un niño que le come el coco a Alvarez Alvarez, el alcalde alcaldable, según Prados de la Plaza, el señor tautológico, y no sólo por el apellido. Paca no va a salir alcaldesa (ni siquiera de Zamarramala) como Carmen ha salido académica, pero es una mujer que se está realizando en política, como la Bravo en el PCE o María Victoria Fernández- España en sus recítales féminopolíticos de la derecha y sus saraos.

Pepe Martín me presenta a una joven actriz roja en una discoteca de madrugada, y me enamoro en el acto. La piramidal sociedad española presenta por arriba mujeres tan lúcidas como Carmen Garrigues y por abajo mujeres tan aguerridas como la Sauquillo, a quien le van aquellos versos de Angela Figuera, progre de las catacumbas antifranquistas:

-Madres del mundo, tristes paridoras.

Lo que ya no se encuentra, ni por arriba ni por abajo de la sociedad española, es a las mujercitas de la señora Alcott. Y de las hermanas Brönte sólo nos queda la menor, transubstanciada y tranverberada en Michi Panero, según he contado aquí el otro día.

En una palabra, que algo hay que hacer con la española/ española, con su tipo de manola. Porque dentro de la manola llevan ya casi todas una progre, una roja, una intelectual, una lib, una emancipada, una devoradora de hombres o una Pasionaria.

Ustedes verán. Las mujeres quieren igualdad jurídica y reforma de todos los Códigos. El Civil nos lo dictó e impuso Napoleón, cuando se pasaba al atardecer por el gabinete de los juristas, malhumorado por las pirulas que le hacía Josefina. Salió, naturalmente, un Código misógino. Nuestra nueva Constitución, que no es napoleónica, al fin, tiene un artículo 35 que fija la igualdad hombre/mujer. Nos vamos a saltar alegremente, masculinamente, ese número, en beneficio de otros más eróticos y difundidos. Rin, rin. rin:

-Soy Julia, de las Juventudes Comunistas, que a ver si nos haces un enrolle sobre la historia real, cotidiana, callejera, anecdótica, de la juventud currante, desde los cuarenta hasta hoy.

-Vale, tía, me mola el tema.

No creemos en los marcianos, claro, ni en los ovnis, pero hay unos ovnis, unos marcianos sociológicos, políticos, sexuales, que están ahí y que son la mujer, a la que Walter, disoluto inglés y victoriano, trata como una sábana nocturno-polucional del macho en My secret life, libro editado por Berlanga y ejemplar que a mí me ha regalado Coral Maspons. Pues eso se ha acabado, tío Walter.

El punto más interesante de un programa político-feminista que tengo delante es la igualdad entre los hijos habidos dentro/fuera del matrimonio. Antonio Asensio, a su aire desgarrado y eficaz, acaba de publicar un informe sobre los hijos de puta españoles, con perdón. Ni la discriminación gitana ni la discriminación obrera ni la discriminación autonómica ni la discriminación Puerta de Hierro. La gran discriminación de nuestra moral paleocristiana es la de los que Cervantes llamaba hideputa. A mí me lo han llamado tantas veces los admiradores resentidos (habría que estudiar el resentimiento de los admiradores, o la admiración de los resentidos) que ya casi me identifico con los pobres niños. Por qué no.

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