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Giscard inicia hoy una visita oficial a Rumania

En el mismo momento en que Rumania da una prueba más de su independencia respecto a Moscú, declarándose dispuesta a entablar relaciones comerciales con la Comunidad Económica Europea en materia industrial, el presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, inicia este jueves una visita oficial al país de Nicolae Ceaucescu. Esta «personalidad nacional» que defienden las autoridades de Bucarest, por lo que juega en favor de la distensión Este-Oeste, constituye el aspecto más apreciado por varios países occidentales y, en esta ocasión, es el que desea subrayar el presidente galo.

Hace diez años, en pleno hapening revolucionario de mayo del 68, el general Charles de Gaulle protagonizó la primera visita de un presidente francés a Rumania. Entonces y ahora, cuando el señor Giscard va a empezar este segundo viaje presidencial, no existe ningún contencioso apreciable entre los dos países. Ambos jefes de Estado van a examinar el panorama mundial, y esto lo harán favorecidos por los «desafíos» sucesivos del ,señor Ceaucescu a Moscú.Sabido es que el hombre providencial rumano mantiene una política del mejor corte estalinista en el interior, pero su diplomacia lo ha revelado, en. este terreno, como el más independiente de todos los hombres de Estado de los países del Pacto de Varsovia y del Comecon (Mercado Común de los países del Este) respecto a la política exterior moscovita.

Sólo Bucarest mantiene relaciones con Israel; de igual manera que ha aprobado las negociaciones egipcio-israelíes, coquetea con Pekín y, más recientemente, ha condenado la invasión de Camboya por Vietnam, oponiéndose así, también, a la URSS.

En el plano comercial, el Gobierno rumano acaba de manifestar su deseo de entablar relaciones con la CEE para negociar productos industriales, contrariando la política soviética, consistente en que los intercambios entre la Comunidad y los países del Este deben realizarse globalmente, a través del organismo oportuno, es decir, el Comecon.

Los dos presidentes van a confraternizar y a exaltar las buenas relaciones franco-rumanas apoyándose en estas ilustraciones de la independencia nacional. Pero sin exagerar, para que el «desafío» al Kremlin, tanto de París como de Bucarest, no violente a los dirigentes de Moscú. El señor Giscard tiene pendiente una entrevista, dentro de unas semanas, con el número uno soviético, Leonidas Brejnev.

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