Trabajadores de los servicios informativos, contra las manipulaciones de TVE
El director general de RTVE, Fernando Arias Salgado, se negó a recibir ayer a una comisión de trabajadores de los servicios informativos, elegida en asamblea, que quería expresar a la Dirección General su protesta «por la falta de libertad de expresión, en general, y por el cese de Pedro Macía, director de la primera edición de Telediario, en particular».
Ante esta negativa, los trabajadores celebrarán hoy una nueva asamblea para «decidir las medidas pertinentes en orden a defender nuestros derechos a realizar una información objetiva y veraz recogidos en la Constitución»Los trabajadores de los servicios informativos habían enviado previamente una carta, al director general, en la que mostraban su «máxima preocupación por la reducción progresiva de los techos informativos y por la tergiversación constante a que se someten las noticias que llegan a Televisión Española».
« La gravedad de esta situación -dicen los trabajadores- llega ahora a su límite, ante las inmediatas elecciones generales y municipales (las primeras después de la aprobación de la Constitución) que a todos, sea cual fuere su ideología política, nos interesa que se desarrollen en un marco de objetividad informativa.»
Los trabajadores exigen que se revoque el cese de Pedro Macía y que se establezca provisionalmente, y hasta que las Cortes desarrollen una ley sobre el tema, un control parlamentario de Radiotelevisión Española como primer órgano informativo del Estado español.
Problemas entre Zeta y Hauser y Menet
La empresa Zeta, editora de las revistas Interviú y Lib, ha roto provisionalmente relaciones con la imprenta Hauser y Menet, donde se imprimían ambas publicaciones. Esta decisión, que no afecta a la impresión de El Periódico (edición Madrid), del mismo grupo editorial, impreso también en Hauser y Menet, fue poco después reconsiderada por las partes, que iniciaron negociaciones para solucionar la crisis.
Según explicaciones dadas por la empresa Zeta a través de El Periódico, la ruptura se debió a «pruebas de deslealtad» de Hauser y Menet hacia Zeta, «hasta el punto de convertirse en un eslabón importante de la campaña que algunos bancos habían emprendido para asfixiar económicamente a Ediciones Zeta».
Fuentes responsables de Hauser y Menet manifestaron a EL PAIS que lo único que podían decir es que estaban en negociaciones con Zeta para solucionar esta crisis de entendimiento, pero que no podían confirmar ni desmentir la existencia de una deuda de varios millones de pesetas que, según algún medio de comunicación, adeudaba Zeta a Hauser y Menet. Zeta se había apresurado ya a confirmar que no debía nada a Hauser y Menet.
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