Que vaya la escavadora

Desde hace unos diez años soy, vecino de la calle de Seco, número 13 -zona de Pacífico-, barrio donde se funden los nuevos edificios de reciente construcción junto a las viejas casas de-toda-la-vida.En mi barrio también hay aún fábricas, y frente por frente al anciano edificio que habito, una fábrica de maderas que ardió por los cuatro costados una madrugada hace ahora, aproximadamente, tres meses.

El incendio de Proderma -que así se llama este almacén,ahora en ruinas- nos asustó a todo el vecindarlo aquella reciente noche en que nos lanzamos a la calle despavoridos ante los diez o doce coches de bomberos y sirenas de la policía.... y aún hoy nos sigue asustando.

El fuego se extinguió y, pasados los primeros días, el Ayuntamiento colocó unas vayas movibles. Y na da más.

En mi barrio ahora, lo que fue un almacén de maderas, lo que después ha sido un fuego y lo que ayer ha vuelto a ser otro fuego sobre las calcinadas ruinas (esta vez un sólo coche de bomberos sofocó el incidente en otro cuarto de la fábrica que no había ardido la primera vez) es, antes que nada, un peligro en días de viento. Sus paredes delgadas de ladrillo se alzan desafíantes ante nosotros, expuestas a desplomarse por haber ardido las vigas que las afianzaban.

Además de otro asunto: en mi barrio hay pobres, gitanos, quienes para llevar a su chabola unas tablas o un poco de serrín se arriesgan a rebuscar entre las cenizas de este almacén que ocupa una manzana entera. Yo a mis hijos les digo: «No vayáis a Proderma que se os puede caer una pared encima y mataros.»

También se lo he dicho a algún gitanillo, pero él, ellos, los niños, piensan que eso de la muerte no va con ellos; que eso es cosa de mayores... ¿Por qué no viene una excavadora, grúa o lo que sea y convierte en solar diáfano y llano ese montón de piedra y madera que tanto nos intranquiliza a todos los vecinos?