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El PSOE califica el programa económico del Gobierno de utópico y contradictorio

«El documento sobre política económica presentado por el Gobierno tiene un análisis de la evolución económica en 1978 de un triunfalismo que consideramos injustificado y peligroso, por cuanto pudiera inducir a conclusiones erróneas sobre la situación de partida y la política a aplicar en el año entrante», según pone de relieve un texto hecho público por el Gabinete Técnico del PSOE, redactado por Miguel Boyer, y que refleja la postura del Partido Socialista sobre el paquete de medidas económicas anunciadas por el Gobierno. En ningún momento el documento presenta alternativa alguna al programa gubernamental.

El PSOE pone de relieve que el Gobierno ha eludido en el otoño último un auténtico debate parlamentario sobre política económica, sustituyéndolo por una declaración unilateral de última hora, y se ha reemplazado por el decreto-ley sobre rentas lo que hubiera debido ser una negociación entre sindicatos y representación empresarial. El fracasó, según el PSOE, debe achacarse fundamentalmente al erróneo enfoque del Gobierno, que no clarificó ni el contexto político, ni el económico para 1979 y que adoptó unas posiciones rígidas sobre la mayoría de los temas, impropio de un auténtico deseo de diálogo y que sólo son explicables con fines electoralistas.Tras señalar que el Gobierno se ha visto obligado a enmendar su Presupuesto, a pesar de haber impedido la ampliación del plazo de presentación de enmiendas demandado por el PSOE, dando la razón a los que afirmaban que las previsiones para el sector público quedarían modificadas por el cuadro de política general que finalmente se adoptase, el Partido Socialista muestra su satisfacción por la aproximación del Gobierno a las enmiendas presentadas por el PSOE, pese a haberlas tachado hace un mes de demagógicas e inflacionistas el señor Abril.

En cualquier caso, el PSOE continúa discrepando del Presupuesto del Gobierno, ya que para 1979 deberían aumentarse las transferencias a la Seguridad Social, con el fin de que se alcance el porcentaje de financiación estatal de la misma previsto en los acuerdos de la Moncloa, y más concretamente, que se disponga, de fondos para extender la muy insuficiente cobertura de las prestaciones por desempleo y también para elevar el bajo nivel de inversiones en instalaciones hospitalarias.

A lo largo de una buena parte del documento, el PSOE realiza un análisis crítico sobre los resultados de la política económica seguida durante 1978, discrepando en buena manera de las explicaciones dadas por los representantes del Gobierno, y considerándolas mucho menos brillantes.

«Para 1979, el Gobierno presenta un cuadro de política económica contradictorio, utópico y dirigido a su público electoral de derecha, que pretende como posible alcanzar un altísimo crecimiento de la inversión del 8,4% y un bloqueo del paro, al mismo tiempo que se hacen unas políticas monetaria y salarial restrictivas para reducir la inflación en 7,5 puntos. » Tras reconocer que la lucha contra la inflación debe proseguir aunque no de forma tan brusca, y señalar que lo prioritario es la generación de empleo y la inversión, el documento pone de manifiesto que con el reciente decreto-ley sobre rentas, el Gobierno ha introducido un elemento de rigidez coactiva en lo que debería ser negociación flexible entre representación obrera y patronal.«En el debate del señor Abril con los secretarios de UGT y de CCOO se ha presentado como derecho del Gobierno el de fijar lo que interesa a 36 millones de españoles, frente a unos intereses parciales representados por los sindicatos. La realidad es que nadie puede arrogarse la representación de todos los españoles sin caer en tentaciones totalitarias, a menos que abandone la práctica del decreto en estos temas de tan gran trascendencia general y acepte el debate parlamentario que corresponde a los proyecto de ley: Al no haber ocurrido esto, el decreto sólo representa la opinión y los intereses del Gobierno y -a lo sumo- de la UCD, en una operación para salvar la cara, tras la desastrosa gestión de las conversaciones tripartitas».

El documento termina señalando que no merece entrar en mayores profundidades y resalta que sólo resta esperar que las organizaciones sindicales y empresariales consigan superar el callejón dificil donde las ha dejado la indecisión y las manipulaciones gubernamentales y lleguen a acuerdos que contribuyan a sacar adelante la economía del país.

Las centrales sindicales desmienten a la CEOE

Ni CCOO ni UGT han recibido ninguna invitación de la CEOE, en contra de lo anunciado por la patronal el jueves, para iniciar conversaciones.UGT difundió ayer un comunicado en el que, tras desmentir la invitación de la CEOE -y por consiguiente su aceptación- añade que en el caso de que tal invitación se produjera, UGT es contraria a establecer contactos con la patronal, en tanto mantenga posiciones cerradas, como hasta ahora, en temas tan importantes como derechos sindicales y negociación colectiva.

Por su parte, CCOO decidiría su asistencia, caso de producirse la invitación, a la vista del orden del día.

En la tarde de ayer, la CEOE insistía, aunque matizaba en su postura abierta a la negociación con las dos centrales sindicales mayoritarias con vistas al establecimiento de un nuevo sistema de relaciones laborales.

«La CEOE, señala el comunicado, está tan persuadida de la conveniencia de que los representantes de los trabajadores y de los empresarios negocien, que ha manifestado incluso su disponibilidad de convocar por escrito a las dos centrales mayoritarias del país, con el fin. de no demorar la misma por más tiempo.»

Oposición de Fomento del Trabajo

«El decreto sobre política de rentas es insuficiente. Las guías salariales no podrán ser atendidas por numerosas empresas», manifestó ayer en Barcelona Alfredo Molinas, presidente del Fomento del Trabajo Nacional, la asociación patronal catalana más importante.«Los pactos -añadió el señor Molinas- eran necesarios. Por cuestiones políticas, tanto del Gobierno como de las centrales sindicales, no se ha puesto el suficiente empeño. Los empresarios del Fomento, como manifestó en su día la CEOE, propugnamos ahora la realización de negociaciones bilaterales entre la CEOE y las centrales sindicales, con el fin de que se establezcan las bases para un nuevo marco de las relaciones laborales.»

Resumiendo el momento económico. del año que finaliza, el presidente del Fomento del Trabajo Nacional señaló que «se ha acelerado el proceso de irresponsabilidad sobre el panorama comercial español, principalmente en lo que respecta a las deudas de la Administración, de las empresas públicas y de los ayuntamientos».

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