Vibrante mensaje de Juan Pablo II en pro de la paz mundial
Con ocasión de la XII Jornada Mundial de la Paz, Juan Pablo II envió un vibrante mensaje escrito de su puño y letra, y dirigido a toda la Humanidad, en el que exalta la importancia de la paz para el hombre y sus intenciones de obrar sin desfallecer para lograrla.
«No temáis la paz», expresa el papa Wojtyla en su mensaje, que es casi una encíclica. «La paz -agrega- será la última palabra de la historia.» Después de declarar que desea recoger el bastón de peregrino de la paz de su predecesor Pablo VI: «Caminaré también yo a vuestro lado con el Evangelio de la paz entre mis manos.»Según el Papa, a pesar de la violencia que sacude al mundo entero, en el hombre existe una «vocación irresistible por la paz». Pero se trata de una paz que hay que «construir». Insiste mucho sobre la «educación» para la paz y enuncia algunos principios importantes: los hombres deben resolver sus asuntos con humanidad y no mediante la violencia; los conflictos, con las negociaciones y no con la fuerza; las divergencias ideológicas, con el diálogo y no con las peleas, teniendo siempre presente que «los derechos humanos deben ser salvaguardados en todas las circunstancias».
No existirá una paz segura si el hombre, ante la actual explosión de violencia homicida, no «busca una vida más sencilla sin dejarse arrastrar por los principios del consumismo, de la propiedad y del poder». Será, por eso, necesario «inventar un lenguaje y unos gestos de paz nuevos», porque, afirma el Papa: «Con tanto repetir siempre los términos de relaciones de fuerza, de lucha de clases, de amigos y de enemigos, se crea el terreno propicio a las barreras sociales, al desprecio, al odio y al terrorismo y a su apología sutil o abierta.»
Por el contrario, de un corazón educado para la paz «nace la legítima pasión por comunicar las propias ideas por los caminos de la persuasión y no bajo la presión de la amenaza y de las armas».
El Papa se dirige en este mensaje con una fuerza especial a los políticos, a quienes les dice: «Abrid nuevas puertas a la paz, haciendo prevalecer la voz del diálogo sobre la fuerza. Realizad gestos de paz, incluso audaces, capaces de romper las concatenaciones fatales y el peso de las pasiones heredadas por la historia.» El Papa polaco pide que se creen cada día «zonas más amplias de desarme».
Dirigiéndose a los cristianos, les recuerda que el sentimiento religioso «auténtico», sólo puede ser pacífico, porque toda la doctrina de Cristo es la de crear «operadores de paz».
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