Parado y medio

Iba yo a comprar el pan y en esto que el parado me presenta a otro parado, o, por mejor decir, medio parado, un hombre con medio cuerpo paralizado, un medio ser como los de Ramón, con todo el lado derecho del cuerpo absolutamente inútil y la mano metida en la gabardina:-Bueno, no se sabe si es medio parado o parado y medio, porque, aparte de que está parado, o sea sin trabajo, tiene parado medio cuerpo en todas sus funciones, o sea atrancado -dice el parado/ esquina, haciendo humor negro español, sin saberlo, en la mejor herencia de Torres Villarroel.

De modo que en España no tenemos un millón de parados, como cantan las estadístiscas, sino un millón y medio parado. Este medio parado, hombre de regular edad, moreno y con gabardina verdosa, llega algunas mañanas a la rotisserie donde yo desayuno, pide un café y un bollo mediante oscuros gemidos y se lo toma todo como puede. Al final torna a los gemidos:

-Me parece que quiere pagar -digo, porque nadie le hace caso.

-No. Es que, después de desayunar gratis, me pide limosna -explica Salud, la bella Salud que me vende las cocacolas.

Ya ves, Camilo, amor, que la España de don José Gutiérrez Solana está tan hermosamente negra como entonces, sólo que, además, tirando a oscura. Lo decía un ingenio de esta Villa:

-Hay mortales que, además, tienen cáncer.

Bueno, pues hay parados que, además, están paralíticos. O semi. Antonio del Campo, semiparalítico de las balas nacionales de cuando la República, músico y croupier, acaba de sacar un libro sobre la ruleta, ahora que ya funcionan ocho en España. Dice que les van a dar pensión a los mutilados de la República, o por lo menos a pagarles el recibo de El Ocaso, pero ha salido un señor muy fino escribiendo a un periódico con buena letra redondilla para decir que los mutilados republicanos ya tienen bastante con el oro de Moscú:

-Qué se repartan el oro de Moscú.

Pero ni viene el oro de Moscú ni viene el Guernica de Picasso (que es, en cuanto a composición, un Rubens del revés, puesto en un espejo, por si ustedes no lo sabían), de modo que con dos medios parados, como el desayunante/ mendicante y mi querido Antonio del Campo, podemos hacer un croupier, ahora que el juego es la única ruleta que funciona de todas las ruletas constitucionales. Porque a la ruleta del Congreso me asomé el miércoles y allí nadie apuesta nada.

El croupier, el cajero de banco y el zapatero de portal son funcionarios que trabajan a dos manos. De cada dos mutilados de la República se puede hacer un croupier, un cajero de banco o un zapatero, acoplándoles debidamente. Se amortigua el paro y nos ahorramos el oro de Moscú. Florencio Martínez Ruiz saca su Nuevo Mester de Clerecía, que es una antología de poesía religiosa actual. Hay nombres interesantes, como el padre Tomé (con el que tuve buena amistad-en León) o el padre Martín-Descalzo (que me manda gatos y tiene el detalle vaticanosegundo de mandármelos sin bautizar ni bendecir, porque sabe que me estoy quitando). Pero a mí en esta antología de poesía religiosa actual, conflictiva, social, progresista, católica, existencial, me falta, querido Florencio, don Marcelo González:

-Es que don Marcelo no ha escrito poesías.

-Pues más a mi favor.

Porque las poesías las escribes y se las lleva la lluvia, que es lo que ha pasado con el poema de Ridruejo inscrito en su plaza de Moratalaz. Que estaba en plástico y lo desbarató la tormenta, como si fuera un acróstico de El Imparcial.

-¿Y usted, con ese brazo que le queda, por qué no se dedica a repartir El Imparcial? -le digo al medio ser, al medio parado que nos sobra del millón nacional.

Uh.

Alvarez/ Vaguada, gran promotor de la cultura de plástico, debe encargar a mi medio amigo, a este parado residual, a este decimal de parado que le sobra a la estadística, de reconstruir el poema de Ridruejo en la losa de Moratalaz, porque los manitas municipales le hicieron una chapuza ucedista. Menos mal que no fueron ellos los artistas de la losa de Franco. Hubiera sido un corte, ahora que efectivamente vuelve. Para Navidades, firmará personalmente en el hiper los libros de Vizcaíno Casas.