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La ascensión del PNV explica las tensiones en UCD

La desautorización pública del diputado vizcaíno Juan Echevarría por parte del secretario general de la UCD vasca, Jesús María Viana, no debiera probablemente considerarse como un incidente aislado, sino más bien como el reflejo de contradicciones que vienen incubándose desde hace meses en el seno de la organización en Euskadi del partido centrista. Podría incluso aventurarse la hipótesis de que el incidente refleja contradicciones más profundas de la base sociológica con que el partido del Gobierno cuenta en el País Vasco.No sería posible entender la actual crisis de la UCD vasca -ni, más en general, la situación del País Vasco en los últimos meses- sin partir de la constatación de que UCD es un partido extraparlamentario en Guipúzcoa y minoritario en el conjunto del País Vasco. En las tres provincias representadas en el Consejo General, UCD obtuvo en total 139.343 votos, frente a los 314.477 que cosechó el Partido Nacionalista. No parece que los resultados del referéndum desmientan esta relación, cuyos extremos, en todo caso, se habían ensanchado aún más. En un sondeo a nivel nacional sobre intenciones de voto publicado en la prensa el 7 de septiembre, el PNV era el partido cuya popularidad había aumentado en mayor proporción, pasaba del 1,6% en mayo al 2,3% en julio para el conjunto del país. Todos los observadores coinciden, por otra parte, en la impresión de que la diferencia se haría aún mayor en unas elecciones municipales, en las que el tipo de ¡influencia del nacionalismo -incluida su hegemonía en las zonas rurales y semirrurales de Vizcaya y Guipúzcoa- se reflejaría de manera más precisa que en unas elecciones generales.

No sólo esto: el PNV es probablemente el único partido de derechas en toda Europa que es capaz de movilizar a cientos de miles de seguidores siete u ocho veces al año.

Serían estos datos los que explicarían, al menos parcialmente, el tipo de diálogo establecido desde hace meses entre el Gobierno de UCD, partido ampliamente mayoritario a nivel estatal, y el PNV.

La doble vertiente de UCD

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De los tres representantes que componían la minoría de UCD en el seno del CGV a su constitución: Viana, Echevarría y Morales, el último dimitió en septiembre y sobre Echevarría pesa la amenaza, no confirmada oficialmente, de un expediente disciplinario por su apoyo al anteproyecto de Estatuto.

Pedro Morales, diputado por Alava, explicó las razones de su dimisión en un artículo publicado el 14 de septiembre en El Correo Español, de Bilbao. «El dilema, escribía Morales, es: o reintegración del concierto económico a Vizcaya y Guipúzcoa o negativa a tal reintegración y, consecuentemente, apertura a la vía del no en el referéndum.» Esta segunda vía, profetizaba el diputado alavés, se traducirá en el «riesgo de nuevas y graves tensiones». El tema de fondo por aquellos días era la enmienda foral del PNV que Morales defendía.

El día 20 del mismo mes, Ricardo Echanove, presidente de UCD en Vizcaya, confesaba estar «básicamente de acuerdo con la enmienda del PNV», y añadía que «sentiría uno de los mayores disgustos de mi vida si no prosperase en el Pleno»,

Juan Echevarría -que ya en la elección del presidente del CGV, en febrero, había votado en primera instancia por el candidato nacionalista, Ajuriaguerra- se expresó por aquellos días en parecidos términos en un nuevo intento de acreditar la imagen de bisagra entre distintas opciones que asumió como propia desde el momento de su elección como diputado. En conclusión, tan sólo Viana, de entre las principales figuras del centrismo en Euskadi, ha resistido a la tentación de jugar ese papel de bisagra entre quienes ostentan el poder en Madrid y quienes pueden ostentarlo mañana tras la aprobación del Estatuto en el País Vasco.

Hoy mismo se celebran elecciones para la renovación de las sesenta vocalías de la Cámara de Comercio de Bilbao, sin duda el organismo más representativo en los últimos años del empresariado vizcaíno. Según fuentes de absoluta solvencia, al menos 37 de las vocalías serán ocupadas a partir de esta elección por empresarios ligados al Partido Nacionalista Vasco. De hecho, de las 32 plazas que serán cubiertas automáticamente por no haberse presentado más que un candidato, «al menos un 80% serán ocupadas por personas próximas al PNV», según precisaron las mencionadas fuentes, que subrayaron que el fenómeno se había producido en parecidos términos a la Cámara de Comercio de San Sebastián.

De confirmarse esta hipótesis, se da como seguro, en medios empresariales vascos, que el nuevo presidente de la Cámara será Antón Madariaga, actual director de Petronor y considerado simpatizante del Partido Nacionalista.

Sectores significativos del empresariado vasco ex franquista -o simplemente moderado- contemplan desde hace meses este ascenso del PNV y se mostrarían cada vez más dispuestos a otorgarle su confianza.

De ser cierta esta hipótesis, contrastada con diversos medios políticos y económicos, la actual crisis de UCD, expresada en el enfrentamiento de la posición Viana con la posición Echevarría, no sería sino la parte visible de un conflicto más de fondo y cuyas consecuencias sólo podrían medirse en el plazo de uno o dos años.

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