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Juan Pablo tuvo una novia que fue hecha prisionera por los nazis

«El Vaticano no se turba ante las voces de un trágico amor del papa WoJtyla antes del sacerdocio.» Es el artículo de un artículo en primera página, la tres columnas, del primer diario de Italia, el moderado Corriere della Sera, de Milán.La pregunta que los periodistas se habían hecho a las pocas horas de la elección del nuevo Papa sobre si había estado casado e incluso si tenido un hijo, como habían informado algunas agencias de Estados Unidos, sigue siendo aún de curiosidad. El libro que el papa Wojtyla acaba de en Italia, Un Papa venido desde lejos, defiende la tesis, como ya informamos en EL PAÍS, de que el joven Wojtyla fue novio de una joven polaca llamada Edvige y que los nazis alemanes se la llevaron a un campo de concentración. Fue después de esta tragedia cuando el joven Karol decidió entrar en el seminario. Uno de los autores del libro, el periodista. De Andreis, está casado con una polaca que conoce muy bien no sólo la jerarquía polaca, sino también los ambientes vaticanos.

La tesis acerca de la viudedad de Wojtyla había sido ya desmentida por el secretario de la Conferencia Episcopal de Polonia, monseñor Dabrowski, en un encuentro con los periodistas en Roma, dos días después de la elección del nuevo Papa. Pero, al mismo tiempo, Dabrowski confirmó que había existido un amor infeliz en la vida del joven futuro Papa.

«Historia inocente»

Pero quizá la noticia más importante, como subraya Corriere della Sera, es que entre los eclesiásticos que hoy rodean a Juan Pablo II esta curiosidad por la vida sentimental del Papa, en la que se están interesando casi todos los semanarios, incluso los más serios, no causa escándalo. Y cuando se les pregunta, aunque responden que «no saben nada», añaden que no sería imposible que un día el mismo Papa «aclarase esta historia inocente». Dicen además que no tiene nada de extraño que un joven trabajador y estudiante como era Wojtyla antes de hacerse sacerdote hubiese tenido una novia. Si acaso, subraya alguno, «podría ser una experiencia más en su vida para conocer mejor todos los problemas de los demás».

Una confirmación a esta noticia podría ser, como escribe la prensa italiana, una obra de teatro publicada por el nuevo Papa en Polonia, en 1960, cuando era ya arzobispo de Cracovia. La obra se titula Delante de la tienda del orfebre. Narra la historia de tres amores. Y lo que ha despertado la curiosidad y ha hecho pensar en una especie de autobiografía es que el protagonista del drama se llama Andrezj, que es precisamente el seudónimo que usaba Wojtyla para sus poesías y obras literarias, es decir, Andrezj Jawien. Más aún, la novia del protagonista se llama Teresav, cuya festividad se celebra el mismo día de Santa Edvige, que, al parecer, era el nombre de la mujer o de la novia de Wojtyla.

Entusiasmo de la gente

¿Aclarará algún día el deportista Papa polaco esta historia de su primer amor? Lo que aquí se dice es que en este campo ciertamente Wojtyla no es Pablo VI y, aunque en la primera audiencia a la prensa internacional insistió para que no se recalcasen en la vida de la Iglesia y del Papa los aspectos anecdóticos, a no ser que sirvieran a dar a conocer mejor la naturaleza de la Iglesia, no cabe duda de que su modo de actuar, libre de protocolos, despierta simpatía, curiosidad y, a veces, un entusiasmo que pierde el pudor. En la última audiencia, por ejemplo, como ha quedado inmortalizado en una fotografía pontificia publicada cariñosamente en la prensa, una mujer, en el colmo del entusiasmo, se permitió acariciar la cara del Papa.

Los observadores vaticanistas afirman que ni siquiera Juan XXIII despertó tanto entusiasmo en la gente. Por otra parte, el Papa no huye de la gente y vuelve locos a sus guardias, porque se les escapa y se pierde entre la muchedumbre.

Espíritu de libertad

Wojtyla multiplica cada día sus gestos de espíritu de libertad. Por ejemplo, el día de la Inmaculada, cuando fue a la plaza de España para la tradicional ofrenda de flores a la Virgen, hacía un día frío y llovía. Le recibieron el alcalde comunista Giullio Argan y el embajador de España ante la Santa Sede, porque la embajada española está enfrente de la estatua de la Inmaculada ante la que cada año va a rezar y ofrecer flores el Papa. Pues bien:

Juan Pablo II se presentó con un jersey sin mangas encima de la sótana. Es la primera vez en la historia que un Papa sale por las calles de Roma vestido de este modo. Un periodista muy carca me decía casi horrorizado: «Pero ¿te imaginas a Pablo VI con un jersey sobre los hábitos?». Pero la gente estaba entusiasmada. El Papa, viendo que llovía, les dijo: «Menos mal que se os ha ocurrido traer los paraguas.» Algunos líderes del Partido Radical, que son menos propensos a estos entusiasmos, le habían colocado, donde debía poner las flores, una pancarta que decía en polaco: Basta de Concordato, porque el Partido Radical defiende la total separación entre la Iglesia y el Estado. Pero el Papa no llegó a leerla, porque la policía, aun sin saber lo que decía la retiró inmediatamente.

México: viaje polémico

La figura de este Papa es, pues, polémica, como polémico ha sido el anuncio de la posible visita de Juan Pablo II a México, a fines de enero del año próximo, para inaugurar la Conferencia Episcopal de América Latina.

Desde el siglo pasado México no tiene relaciones diplomáticas con el Vaticano y muchas organizaciones políticas y sociales se pronuncian aún hoy en contra de dichas relaciones, según informa desde este país centroamericano la agencia IPS. Por ello se opina en la capital mexicana que la visita del Papa sólo sería útil a los círculos eclesiásticos y conservadores, que están empeñados en aumentar su influencia.

Mientras tanto, la Conferencia Nacional de Organizaciones Liberales ha pedido al Ministerio del Interior la expulsión del delegado del Vaticano, a quien condena por «iniciar las maniobras políticas destinadas a desestabilizar el país».

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