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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Así hablaba el abrecoches

Así hablaba el abrecoches esta mañana en mi barrio, hecho un Zaratustra con gorra de plato para la gitana canastera de las flores, señorito, para el parado un millón uno, para el quiosquero y los que se quedaban a oírle bajo los paraguas desplegables, que ahora los paraguas son desplegables como la chica Penthouse del mes, y también de colores, en Nueva York, donde Jiménez Blanco. quería comprarme uno: «Tú tienes que ser el primero que lo luzca en Madrid.»Y dijo el abrecoches, puesto de gorra y palillo, clavel mojado y muleta forrada de cuero «que sí no se despinta con la lluvia»-, chaqueta de pana blanca con, chaleco cruzado, de croupier, pantalones de pijama y una bota de alpinista:

-Las cosas lo que son y lo que tienen que ser, a ver si nos aclaramos, gentes, o sea las municipales, un suponer, que son la democracia por su sitio, lo que tenía que venir y no ha venido, que aquí hay más miedo que violaciones y más violaciones que virgos, las cosas como son, y a lo que iba: ¿por qué no aprovechó el Gobierno la euforia revolucionaria del quince jota para sacar las municipales y toda la reforma de la cosa, con expropiaciones a fondo, cacheo económico del personal tipo señor Coca (aquí exhibe un Financial Times de marzo como una ikurriña de europeísmo), deportación de facciosos, paro en seco de la pasta y puesta en marcha de la Walcox? Porque hay miedo a las municipales, gente, porque el seis D hemos votado una papela, y eso es una votación fría, que las papelas las da el personal por aprobadas, mayormente cuando han pasado por las Cortes y el señor Fontán, que es tan mirado, lo cual que aquí en España no se vota o se ,deja de votar algo, sino que siempre se vota contra alguien, y el seis D no había contra quién votas, que el gentío ya está en que esto va a durar tanto como Franco, normal, lo que debe ser, en cambio, el quince jota fue un clímax porque se votaba contra Franco, contra Banús, contra Girón y contra el marqués de Villaverde, y eso el personal lo vota siempre.

Esto es ya un mitin postelectoral. Llueve y hay quórum de paraguas. La gitana canastera pone flores de otoño en las solapas mojadas, la tonta vende lotería, el parado y el quiosquero se reparten otra picadura, y los automóviles de Generalísimo pegan, no los cinco trompetazos del astuto señor Arce, sino el concierto de Brandenburgo para violín, cepo y grúa.

-Como les digo a ustedes una cosa les digo otra, y perdonen si hoy tengo abandonado el taxi de los clientes y abonados -sigue el abrecoches, sosteniendo un gran paraguas de cura en una mano y el inexplicable Financial Times en la otra-. Las elecciones municipales son la bayoneta calada de la demo¿racia, el cuerpo a cuerpo del sufragio universal, y por ahí tenían que haber empezado los travoltas del Gobierno, que tienen casi tanto miedo a perder las elecciones municipales como los socialistas a ganarlas. Carrillo, que sabe más por viejo que por Carrillo, y conste que uno no milita en eso que el grandeur De Gaulle (se quita la gorra y saluda a De Gaulle, no sé por qué) llamaba el partido del extranjero, Carrillo, repito, don Santiago (se vuelve a sacar la gorra, verticalmente sobre la cabeza, y ahora saluda a Carrillo, que tampoco ha venido) ha dicho que si nos metemos en otro año electoral, el setenta y nueve mayormente, esto se va a la mismísima.

Bien, vale, bravo, que siga, mucho lo tuyo, tío, acaba, no sea que vengan los del no a salvarnos. Tras las aclamaciones, el funcionario sigue:

-Investiduras, generales, constituciones, cosas. Aquí lo que hace falta son unas municipales ya mismo, que el español vota siempre contra alguien, y las municipales las va a votar todo dios contra el cacique del pueblo, que toda España es una Vaguada, y La Vaguada es nuestra. Están jugando con nosotros a la democracia, gente, pero el personal ya se aburre y pasa de todo, quitando los que se apuntan en don Blas. Las municipales han salvado siempre a España, pueblo de Madrid, y lo demás es legislatura, aburrimiento, usted delante, un respeto, consenso y bailemos un vals. Ahí está el señor Umbral, con la bufanda y el pan. Que lo diga si miento. Ahora circulen, por favor, que dejo mi córner y voy a la puerta de la iglesia a abrir coches, que hoy es domingo y le dan a uno para el cielo.

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