España tendrá que coordinar la reestructuración de sectores en crisis con los planes comunitarios
En su análisis sobre el sector industrial y energético español el dictamen de la Comisión Europea insiste en la necesidad de operaciones conjuntas inmediatas para la reestructuración de sectores en crisis, tanto en la CEE como en España (siderúrgico, textil, naval), y en la fuerte dependencia exterior del sector energético español.
El dictamen expone que para la homologación de la industria española a la comunitaria, habrá que responder a tres exigencias: eliminación del desequilibrio arancelario, armonización de las reglas de competencia -fiscal y ayudas- y asociación rápida de España a las acciones de reestructuración industrial y a las disciplinas comunes previstas para los sectores en crisis.Se explica en el documento de la Comisión Europea la importancia del sector industrial español en la formación del PIB, 41%, y ocupación de la población activa, 38% (cifras de 1976), lo que sitúa a España a niveles similares a Francia y Holanda. El 6% de la industria española corresponde a industrias extractivas (gas, electricidad); 22%, a la transformación de metales; 15%, a textil y alimentación, y 10%, a la química, sector, este último, que ha experimentado el crecimiento más rápido de la industria española, que dobla su capacidad de producción desde 1970.
Siderurgia
En siderurgia, se expone que España es el décimo productor mundial de acero, con una producción prevista, para 1978, de once millones de toneladas. Este sector ocupa a 77.800 personas (1,7% de mano de obra del sector secundario). Los niveles de capacidad de producción cayeron del 80% en 1974, al 77% en 1978. Se alude al plan quinquenal español de mejoras, con una inversión de 5.000 millones de pesetas.
Frente a la adhesión se destacan tres observaciones: las divergencias entre España y la CEE en la extensión de capacidades de producción, centrada en España hacia los productos planos. El equilibrio necesario en los procesos de fabricación (desarrollo de unidades eléctricas, trabajando a partir de chatarra, cuyo abastecimiento es limitado). Y eventuales problemas del plan de financiación español. Y las posibilidades financieras de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero).
Construcción naval
Para la construcción naval se destaca la presencia mayoritaria del INI (Instituto Nacional de Industria) en casi todo el sector (Astilleros, Astano y Bazán). Se ilustra la descentralización de los astilleros, concentrados tradicionalmente en el norte de España e instalados también hoy en Levante y Andalucía. Recuerdan la fuerte reducción (50%), con relación a 1975, de la capacidad de producción (lo que implicará una reducción de mano de obra del orden del 20 al 30%, equivalente a 10.000 despidos) y destacan, la competitividad, tanto tecnológica como comercial, de los astilleros españoles cuya capacidad de construcción representará un incremento del 25% de la actual producción de la CEE.
Textil
En textil se califica la situación española de «menos difícil que la comunitaria». La reestructuración deberá pasar por el cierre de las empresas marginales y su reconversión hacia actividades más competitivas. Algodón, seda, fibras químicas y lana son ya productos que experimentan reducciones de capacidad de producción en España. La productividad de las empresas textiles españolas es casi idéntica a las italianas, ligeramente superior a las inglesas, pero inferior al resto de Estados miembros de la CEE. El consumo textil es de nueve kilos anuales por habitante en España, contra 14,5 kilos en la Comunidad.
Calzado
Para el calzado España ocupa el séptimo lugar entre la producción mundial, con 126,6 millones de pares fabricados en 1977. Más de 60.000 personas trabajan en el sector (1,3% de la población activa industrial), y la mitad de exportaciones van hacia el mercado norteamericano.
«La industria española del calzado es competitiva y representa en volumen la cuarta parte de la producción comunitaria.» La ventaja de precios competitivos disminuirá, en el futuro, con el aumento del coste de la mano de obra. El dictamen cierra sus comentarios sobre el sector, recordando que «la industria de curtidos española es moderna y una de las más grandes de Europa». Las restricciones a la exportación española de pieles, desaparecerá con el ingreso al Mercado Común, mejorando al abastecimiento comunitario.
Automóvil
El sector del automóvil se analiza en función de capacidades de producción. «España es todavía un país poco motorizado, si se compara al resto de Estados miembros. El parque actual de seis millones de vehículos debería doblar antes de 1985.» La CEE no teme las exportaciones de automóviles españoles, teniendo en cuenta el control de firmas comunitarias en España. Por el contrario, «las importaciones españolas pueden triplicarse de aquí a 1985», al desaparecer con la adhesión las características del «mercado cerrado» que es hoy España para entrada de automóviles. El sector de cerámica se destaca a nivel de modernización, producción y exportación.
En el capítulo energético, el dictamen explica que «España depende aun más que la CEE del exterior para su suministro energético», al cubrir la producción interior sólo el 24% del consumo, contra el 43% en la CEE. El plan energético 1978-1987 se pone en duda, ante las dificultades para su financiación. En el sector nuclear se destacan las reservas de uranio natural y el programa de centrales nucleares (tres en activo y siete en construcción) para 1980. En combustible sólido, España será todavía gran importadora de carbón en el futuro. En hidrocarburos se citan los esfuerzos de exploración de posibles yacimientos de petróleo y la dependencia de cincuenta millones de tonela das de importaciones (60% de Arabia Saudita e Irán) contra sólo dos millones de producción interna, en 1976.
«La distribución de petróleo está sometida al monopolio paraestatal de Campsa. La capacidad de refino en España agravará los problemas de excedentes que tiene ya la Comunidad.» Gas natural, energías nuevas (solar) y posibilidad de financiación de proyectos nucleares españoles a partir de Euratom (Comunidad Europea para el Desarrollo de la Energía Atómica), completan el comentario del dictamen en energía, sin olvidar que el ingreso de España a la CEE comportará la firma de un acuerdo de garantías con Euratom y la AlEA (Agencia Internacional para la Energía Nuclear), aunque no necesariamente la obligación de adherirse al tratado de no proliferación.
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