12 política de "unidad y estabilidad" frena la política
En coincidencia con la firma de un tratado comercial con Francia, en el que se prevé un intercambio comercial entre los dos países por más de 13.000 millones de dólares entre 1979 y 1985, la crisis política interna china parece haberse frenado en favor de la «unidad y estabilidad» de la nación preconizada por el viceprimer ministro, Teng Hsiao-ping.
Durante las últimas horas ha decrecido considerablemente el número de dazibaos (carteles murales) con críticas a los dirigentes maoístas, y la gran plaza Tien An Men, de Pekín, se encuentra prácticamente en calma, tras las importantes manifestaciones de las dos semanas anteriores.Simultáneamente, los vicepresidentes del Gobierno, Teng Hsiao-ping y Li Hsien-nien, han iniciado otra campaña con el aparente propósito de afianzar, en el plano internacional, la línea de «unidad y estabilidad» nacional, mediante una serie de diálogos o declaraciones a visitantes extranjeros, sobre todo japoneses, norteamericanos y tailandeses. Desde hace varios días, Teng reitera con mucha insistencia a sus interlocutores del exterior que su política no refleja una posición personal, sino la de todas las instancias superiores del régimen.
A su vez, la revista Bandera Roja, órgano teórico del partido, criticada últimamente por su silencio durante el debate sobre el «criterio de la verdad», es decir, el valor de las doctrinas de Mao Tse-tung, acaba de dar a conocer el sumario de los temas que publicará en su número de diciembre, que incluye un artículo de Jen Chung-vi, primer secretario del Partido Comunista chino en la provincia de Lianing y uno de los primeros dirigentes importantes que se atrevieron a abordar ese asunto, ya en el pasado mes de septiembre.
Todo indica que en los estamentos ejecutivos del sistema se ha logrado ya un compromiso sobre los alcances de los cambios políticos, que por el momento no deberían afectar la posición del primer ministro Hua Kuo-feng, y habrán, a la vez, de promover la rehabilitación de determinadas personalidades depuradas durante la «revolución cultural». El sábado pasado, algunas de esas personalidades hicieron su primera aparición pública, entre ellas Po I-po, ex miembro del Buró Político y ex ministro de Finanzas, y Yang Shang-kun, uno de los colaboradores más próximos a Teng en el secretariado del PC chino antes de la destitución de Teng en 1976.
El carácter provisional del compromiso acaba de ser subrayado en un editorial extraordinariamente claro del diario de la Liga de la Juventud, que en las últimas semanas se ha caracterizado por sus posiciones avanzadas en favor de los cambios impulsados por Teng. El periódico señala que la «estabilidad y la unidad» constituyen actualmente objetivos «prioritarios», puesto que condicionan el desarrollo de las relaciones económicas y políticas de China en el ámbito internacional.
Problemas en el acuerdo con Francia
El nuevo acuerdo chino-francés supone, sin duda, un paso importante en pro de esas relaciones, después del tratado de paz y cooperación chino-japonés, de julio pasado. El acuerdo -el primero que firma Pekín con un país occidental- fue rubricado ayer en Pekín por los ministros de Comercio, Li Chang y Jean François Deniuau, en presencia del propio Teng.Este convenio presenta, sin embargo, algunos problemas, centrados especialmente en las limitadas posibilidades de pago de Pekín y en los precios de los productos franceses, un 20 % más altos que los de otros países industrializados. En el caso de las dos centrales nucleares que Francia se ha comprometido a proporcionar a China se plantea además la cuestión de la autorización de Estados Unidos, sin la cual la venta de las dos centrales no podrá concretarse debido a que la tecnología francesa utiliza patentes de Westinghouse.
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