Comenzó ayer el debate sobre el programa del nuevo Gobierno portugués
El Parlamento portugués estudiará, hasta el próximo día 12, el futuro del Gobierno que preside Mota Pinto que ayer compareció ante el Parlamento para defender su programa. Aunque la mayoría de los observadores, considere como «casi cierta» el que no se forme una mayoría contraria al nuevo ejecutivo -la Constitución portuguesa no establece la necesidad de un apoyo mayoritario, sino que no se constituya una mayoría contraria-, la investidura de Carlos Mota Pinto no podrá ser considerada como definitiva hasta que el Partido Socialista (PS) defina su posición frente a él.
Contrariamente a lo que se esperaba, la reunión, el pasado fin de semana, de las comisiones nacionales y directiva del PS no ha disipado el enigma: el organismo directivo del PS ha confiado la decisión suprema a su secretario general, Mario Soares, que la adoptará de acuerdo con el grupo parlamentario y en función del desarrollo del debate parlamentario.Ha causado también cierta sorpresa la decisión final del partido Centro Democrático y Social (CDS). Este anunció que votará contra cualquier moción de rechazo del programa del Gobierno -como se preveía-, pero ha rechazado también las condiciones formuladas por el presidente Ramalho Eanes cuando Mota Pinto tomó posesión de la jefatura del Gobierno. El general Eanes declaró entonces que los partidos que tomaran la decisión de «dejar pasar» al Gobierno, quedarían, en consecuencia, responsabilizados de la aplicación de la política definida por el nuevo ejecútivo, y emplazados a llegar a un acuerdo entre ellos.
El vicepresidente del CDS, Amaro da Costa, ha precisado que «no se puede exigir del CDS -o de cualquier otro partido- que se haga, responsable de la acción de un ejecutivo del que no forma parte y que, dada la imposibilidad manifiesta de llegar a un acuerdo entre los partidos, debe ser el presidente quien tome la iniciativa de un «pacto institucional» que vincule a una mayoría parlamentaria capaz de asegurar la estabilidad del Gobierno del país.
Los congresos de las organizaciones de juventud del PS y del Partido Social Demócrata (PSD) han aportado también datos interesantes sobre la situación en el interior de los dos mayores partidos portugueses. La juventud socialista ha exigido «una reorganización y clarificación interna del partido que disipe las indefiniciones generadas por dos años de Gobierno». Mario Soares, que tomó la palabra en el mitin final, intentó responder alas preocupaciones manifestadas por los jóvenes socialistas al afirmar: «Somos un partido de izquierda. Nunca participaremos en bloques reformadores o democráticos que son de hecho bloques de derecha ... Tenemos nuestro propio proyecto de socialismo en libertad y nunca nos dejaremos confundir con el proyecto totalitario y burocrático del Partido Comunista.»
En el congreso de la Juventud Social Demorática han aflorado abiertamente: las contradicciones existentes entre el ala «socialdemócrata» y el ala liberal identificada con el presidente Sa Carneiro. Ha sido necesaria una intervención de este último y un llamamiento vehemente a la unidad para apaciguar el tono de la polémica. Finalmente, la elección de la nueva dirección ha consagrado la victoria del ala «sacarnerista», por la corta diferencia de 170 votos contra 156, que asegura a la otra tendencia la mitad de los veinte puestos de dirección.
El disidente socialista Lopes Cardoso -dirigente de la Unión de la Izquierda por la Democracia Socialista, que dispone de tres mandatos parlamentarios- se ha pronunciado por el rechazo del programa de Gobierno y la realización de elecciones anticipadas. Por su parte, el Partido Monárquico atribuye la «crisis permanente» que Portugal padece a la Constitucion de 1976, que debe ser «revisada o sustituida», por lo que el PMP hace un llamamiento urgente a la creación del famoso bloque reformador y centrista preconizado por Sa Carneiro.
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