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La Modelo de Barcelona es incontrolable en sus condiciones actuales, según García Valdés

El problema de la droga aparece en el centro de dos de las tres muertes acaecidas en la cárcel Modelo de Barcelona, entre la tarde del sábado y la madrugada del domingo. Fuentes de la propia Dirección General de Prisiones daban anoche como segura la hipótesis de que una sobredosis de droga, probablemente heroína, sería la causa de la muerte de los reclusos José Antonio Franco Jiménez, de veintitrés años, y Manuel Luna Fernández de diecisiete. Las citadas fuentes diferenciaban estas muertes de la de un tercer preso, Paulino Menéndez Menéndez, hallado ahorcado a las siete de la tarde del pasado sábado en una celda vacía. Este preso se habría suicidado en un momento de depresión.

Para el señor García Valdés, estos hechos demuestran la imposibilidad de controlar adecuadamente la población reclusa de la Modelo, por lo inadecuado de las instalaciones y la necesidad de construir un nuevo centro penitenciario para el que el Ministerio de Justicia no encuetra emplazamiento ante la negativa de los ayuntamientos a que se instale la prisión en su término.Sobre las cinco treinta de la madrugada del domingo, varios presos de la celda 180, de la tercera galería, llamaron al funcionarlo de guardia para comunicar que José Antonio Franco Jiménez se encontraba en muy mal estado. Este recluso fue trasladado a la enfermería, donde los médicos sólo pudieron certificar su defunción y apreciar «un ligero hematoma producido -según reza la nota facilitada por la dirección de la cárcel- por un objeto punzante». Media hora más tarde, en la celda 229 de la misma galería, sucedía algo idéntico con el recluso Manuel Luna.

Según informó a EL PAIS el director de la cárcel Modelo, José Merino, el médico de la prisión no pudo determinar si el hematoma fue producido por una aguja hipodérmica o por un fino punzón envenenado.

El Juzgado de Instrucción número diez de Barcelona instruye las diligencias para el esclarecimiento de los hechos.

La droga pasa fácilmente

El director de la cárcel Modelo insistió en que las condiciones del edificio de la cárcel -construcción antigua, en 1901 y situada en el centro de la ciudad- hacían imposible un control de la entrada de objetos extraños en la prisión y, por consiguiente, de drogas. «Para este tipo de control -dijo el director de la cárcel- todas las condiciones son adversas. Las vallas que rodean la cárcel son bajas. Continuamente se vierten al interior paquetes reducidos con mensajes que son recogidos por los reclusos desde los patios. Y está claro que la Guardia Civil de vigilancia no puede disparar contra alguien por el hecho de lanzar un papel al interior.»Las declaraciones del director de la Modelo no difieren de las que anoche efectuó el director general de Prisiones, Carlos García Valdés, a EL PAIS. «En alguna ocasión -dijo- se ha interceptado droga con destino a los reclusos en paquetes familiares, pero el método habitualmente utilizado es el lanzamiento de la droga por encima de los muros. En este sentido existe un presupuesto concedido a la cárcel Modelo para elevar, mediante vallas metálicas, la altura de los muros en ocho metros. »

La cárcel Modelo fue construida en 1901. Su antigua construcción y su ubicación, en pleno centro de la ciudad, la hacen, en palabras del propio García Valdés, «imposible de controlar». En este sentido hay que señalarla facilidad con que en diversas ocasiones se han excavado túneles desde las alcantarillas al interior del centro.

La elevación de las vallas, que supone un fuerte desembolso, no deja de ser un parche que no ataca de raíz las deficiencias de las instalaciones penitenciarias de la Modelo de Barcelona. Para el señor García Valdés es absolutamente necesaria la construcción de una nueva prisión, para la que están disponibles novecientos millones de pesetas. Sin embargo, la obra no ha podido ser llevada a cabo ante la imposibilidad de encontrar suelo disponible.

Una hora desatendido

Por otra parte, María Teresa Sánchez Concheiro, abogada hasta hace poco tiempo del recluso fallecido Manuel Luna Fernández, se entrevistó ayer tarde con varios compañeros de celda del citado preso. Según manifestó a EL PAIS, Manuel Luna se encontraba muy pálido desde primeras horas de la madrugada del domingo. «Sus compañeros -dijo- llamaron a los funcionarios y uno de ellos apareció en la puerta acompañado de doce policías antidisturbios armados con metralletas. Tras reconocer al enfermo éstos desaparecieron y transcurrió alrededor de una hora hasta que llegaron varios enfermeros y lo trasladaron a la enfermería.»

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